miércoles, 19 de diciembre de 2018

Vicisitudes de los papeles de Alcalá-Zamora

Niceto Alcalá-Zamora y Torres, primer presidente de la II República española.

Ando estos días enredado, gentileza de los Reyes Magos, con el libro “Asalto a la República” (La esfera de los libros), recopilación de los diarios de don Niceto Alcalá-Zamora entre enero y abril de 1936, fecha en la cual fue destituido de la presidencia de la II República. Para los atraídos por la temática en cuestión, no dejan de revestir gran interés las confesiones en primera persona de uno de los principales actores del período republicano que, a través de su prosa algo enrevesada, va desgranando sus impresiones sobre los sucesos acaecidos durante los meses previos a la Guerra Civil.


Incluye el libro una introducción de Jorge Fernández-Coppel en la que, bajo el sugestivo epígrafe “El triple robo de las memorias del presidente de la República”, relata las múltiples vicisitudes hasta que estas memorias han podido ver la luz, vicisitudes no por ya conocidas menos interesantes. El primer robo sucedió en febrero de 1937, cuando “los sabuesos de Galarza” desvalijaron las cajas de un banco en las que Alcalá-Zamora había depositado sus papeles antes de abandonar España. El segundo robo lo sitúa  Fernández-Coppel en Valencia en marzo de 1939: en plena huida de las autoridades frente populistas, un joven soldado, estudiante de arquitectura, se apropió por las bravas de los legajos del ex presidente de la República, que acabarían en manos de su hijo. Y éste, en 2008, contactó con César Vidal y Jorge Fernández-Coppel con la intención de vender los documentos de don Niceto. Llegamos así al tercer y “más miserable” robo.

Denunciado el caso a la Guardia Civil, se tendió una celada al estafador, que fue detenido y los importantes documentos históricos recuperados. O no, porque tras haberlos entregado la Guardia Civil al Ministerio de Cultura siguiendo órdenes del Ministerio del Interior se negaron los responsables de aquél a entregarlos a la familia de Alcalá-Zamora o a hacerlos públicos pretextando que los papeles de don Niceto eran propiedad exclusiva del Estado.

Interpuso entonces la familia una denuncia contra el Ministerio de Cultura, mas no se resignaron desde el gobierno a devolver aquello que, en buena ley, no les pertenecía y, atención, intentaron desde el Ministerio de Cultura en maniobra tan inmoral como indigna ¡comprar por ochenta mil euros los escritos de Alcalá-Zamora al heredero del autor del segundo robo e ilícito poseedor de los mismos! Perseveraron los familiares en su determinación de no consentir semejante atropello gubernamental y, tras amenazas de tomar todas las medidas legales y mediáticas a su alcance, consiguieron que les fuesen entregados los papeles de Alcalá-Zamora que, parcialmente, han sido publicados en “Asalto a la República”, primer volumen de una trilogía.

Así que ya ven ustedes. Ocho años de régimen zapaterista alardeando de Memoria Histórica y demás zarandajas para, llegado el momento de la verdad, pretender escamotear a la opinión pública documentos de gran trascendencia  habida cuenta de la importancia de su autor, actor fundamental en el advenimiento de la II República, presidente de su primer gobierno y posterior jefe de estado. ¿Por qué razón se ha intentado tan burdo latrocinio? Bien sencilla es la respuesta: los diarios de Alcalá-Zamora constituyen semejante anatema contra el Frente Popular en general y contra don Manuel Azaña en particular que maldita la gracia que su publicación puede haber hecho a los interesados más en el adoctrinamiento –con el nieto del capitán Lozano a la cabeza– que en la Memoria. 

Autor: Rafael Guerra
Publicado el 24 de enero de 2012

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