domingo, 23 de diciembre de 2018

Siete tazas de caldo para Yannick Noah

Yannick Noah.

¡Vaya, hombre! ¡Quién te ha visto y quién te ve, Yannick Noah! Creo recordar que, no hace mucho tiempo, te dedicabas a fustigar inmisericordemente a los deportistas españoles endosándoles la peor acusación que a un deportista se le pueda achacar: la de doparse un día sí y otro también. Sin mayores miramientos, esparcías mierda a diestro y siniestro; sin el menor remordimiento, lanzabas terroríficos anatemas; sin encomendarte ni a Dios ni al diablo, te erigías en señor de horca y cuchillo. Y te quedabas tan ancho, faltaría más.

Pero hete aquí que en ocasiones la vida es puñetera y resulta que Marine Le Pen la ha tomado contigo y te ha llamado, ni más ni menos, que “exiliado fiscal”, porque dice la tía que no te gusta pagar impuestos en Francia y qué prefieres pagarlos en el extranjero. Y aunque mola arrear sopapos a los demás –como tú perfectamente sabes y practicas– historia bien distinta es que las galletas impacten contra el propio careto, por muy duro que éste sea.

Ahora estás más cabreado que Mourinho cuando el árbitro perjudica gravísima mente al Real Madrid escamoteándole dos penaltis al Villarreal y parece ser que vas a demandar a Le Pen al considerar sus declaraciones “extremadamente difamatorias” y, según cuentan tus abogados, “no aceptas ser identificado como un defraudador ni estigmatizado como un exiliado fiscal”.

No sé si las acusaciones de Le Pen tienen fundamento o no, ni me importa lo más mínimo. Lo curioso del caso es que un tío que, como tú, ha difamado alegremente a cientos o miles de españoles esté tan indignado cuando entiende que el difamado es él. Aunque realmente tan curioso no es: eres simplemente una nueva y triste prueba de lo difícil que es para el ser humano aplicar aquello de “no le hagas a los demás lo que no te gustaría que te hiciesen a ti”. Espero que al menos te haya servido de lección y en próximas ocasiones te lo pienses dos veces antes de volver a ejercer de francotirador sin escrúpulos. ¡Cochina envidia!

Autor: Rafael Guerra
Publicado el 26 de marzo de 2012

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Comentarios moderados.