La Administración Bush ha planteado la batalla contra el terrorismo islámico en base a dos propuestas fundamentales: 1) La lucha contra la insurgencia iraquí. 2) La extensión de la democracia en Oriente Medio. Sin estar en desacuerdo con estas dos líneas de actuación, no nos cabe la menor duda de que son claramente insuficientes.
A pesar de toda la propaganda izquierdosa europea, de la Europa decadente (Chirac, Schroeder), enmandilada (Giscard, Chirac, Zetapé) y corrupta (Chirac) en la que caben hasta los ex de la KGB (Putin), George W. Bush ha intentado plantar cara al terrorismo como ha podido. El 11-09-2001, el ataque de Al-Qaeda contra EEUU pilló completamente de improvisto a la Administración norteamericana, que ha ido reaccionando a golpe de timón con cada uno de acontecimientos que van surgiendo sobre la marcha. Cierto es que Bush, con mandamases europeos de tres al cuarto como el cobarde Presidente de España, capaz de retirar las tropas de Irak, obedecer los más íntimos deseos de los etarras y de hasta justificar los actos criminales de Al-Qaeda, no lo tiene nada fácil.
Aún así, después de lo sucedido en Londres -fruto, a decir de Rodríguez Zetapé, de la "injusticia universal"- la Casa Blanca tendrá que estudiar en profundidad un cambio en la dirección de la estrategia en la lucha contra el terrorismo islámico. De entrada, nosotros proponemos un análisis de las políticas inmigratorias occidentales. EEUU y Europa se han convertido en un coladero para los terroristas jihadistas. No le demos más vueltas, porque los enemigos no están tanto en Oriente Medio como ya infiltrados en Occidente. Segundo, va a ser necesario revisar las mentalidades idiotizadas de la izquierda hiperdemocrática que conceden al Islam la capacidad de integración en las democracias occidentales sin un mínimo peaje ni revisión de las creencias islámicas. Como si alguien se pensara que la mera instalación de herriko-tabernas en Navarra, por ejemplo, no fueran a ser utilizadas por terroristas vascos para la extensión de sus redes. ¿Acaso no es esto lo que está sucediendo con las mezquitas?
En fin, amigos. Estas y, por supuesto que, muchas otras cuestiones, han de ser estudiadas por las dos o tres cabezas democráticas que queden todavía sin contaminar por la demagogia electoralista y la estulticia progresista, porque, de otro modo, el problema del terrorismo -se nos antoja- puede ser una plaga con la que tengamos que pervivir in aeternum.
Autor: Smith
Publicado el 11 de julio de 2005
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