domingo, 31 de diciembre de 2017

No perdamos de vista el otro cuadrante septentrional


Lo que vaya a ocurrir este domingo en Galicia debe importarnos mucho. Hace lo más apropiado mi colega Smith en dedicarle a ese asunto su artículo de hoy. Ahora bien, si tratáramos de ir al fondo de todos nuestros males políticos, del que se derivan o derivarán no pocas dolencias o achaques morales y económicos para la sociedad española, el cuadrante peninsular al que también debemos mirar, o mejor dicho, no dejar nunca de prestarle atención, es el Nordeste. O sea, Cataluña. 


Cataluña es un territorio avanzado desde muchos puntos de vista. Uno de ellos, origen en buena medida de la inestabilidad política que padecemos ahora, es que allí, en esa región española, surgió el nacionalismo anti español. Lo hizo incluso antes que en el País Vasco. Porque lo de las Guerras Carlistas que tantos abertzales vascos se apropian, nunca fue un movimiento nacionalista, sino dinástico y, como mucho, fuerista. Y digo anti español porque un nacionalismo siempre es anti algo. En Cataluña se produjo la primera siembra de cizaña hace más de 100 años y desde entonces no ha parado de dar sus malos frutos. 

Es reconfortante, considerando la breve exposición anterior, que en Cataluña haya surgido un movimiento ciudadano que trate de poner a los nacionalistas en su sitio. ¡Me parece magnífico! Como magnífico me parece, ya que por algo se empieza, que representantes del empresariado catalán hayan expresado su interés en el citado movimiento. Ello nos demuestra el porqué Cataluña será siempre una gran abanderada del sentido común, adormecido en nuestros días. Cuando se ha visto clara la deriva de la política catalana, después de concederle más de un año al actual gobierno de la Generalitat, una parte de la clase empresarial se ha decidido a invertir en su propio bienestar y futuro. Y a esa parte, estoy convencido, seguirán otros y otros. ABC nos informa hoy de esa especie de noticia-rumor, que es como siempre comienzan estos asuntos. Quienes amamos la libertad deberíamos celebrarlo como se merece, aunque sea repicando las campanas antes de tiempo. 

Si valoramos la tendencia de la Historia, la que se escribe con mayúscula y acaba por adjudicarle a cada uno sus propios merecimientos, no cabe ninguna duda de que reservará para Cataluña, al menos para sus ciudadanos más sensatos y fieles a sí mismos, la vanguardia del movimiento a favor de la libertad y contra la enorme inmoralidad que representa el nacional-socialismo imperante, una ideología tan envalentonada hoy en día en Cataluña gracias al desastroso ZP. Una ideología tan sectariamente dirigida por ese tándem de individuos podencos. Sí, esos dos fulanos en los que estáis pensando y a los que muchos, diríase que cada día más, detestamos como se merecen. Bienvenida sea, pues, la Cataluña real. Esa Cataluña que declara en las encuestas su escasa creencia de pertenecer a una nación distinta a la española. No, no es nada fácil escapar de las garras del nacionalismo. En Cataluña han comenzado y estoy convencido de que conseguirán ser los primeros, como en tantas cosas. 

Publicado el 15 de junio de 2005

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Comentarios moderados.