jueves, 20 de diciembre de 2018

Garrote, esa izquierda miserable

Martu Garrote.

Ciertos individuos lo llevan en la sangre e incluso en el apellido, sin duda premonitorio de ciertas convicciones vitales. Sin cortarse un pelo nos cuenta esta Garrote: "Siempre digo que en España quemamos pocas Iglesias y matamos pocos curas, pero en la Catedral de Granada dan fe de lo malos que somos los rojos". 

Puestos a decir, digamos todos: Garrote de las narices y gran partidaria del asesinato en masa, gentuza como tú constituye la repugnante constatación de lo indecente, miserable y nauseabundo que puede llegar a resultar el ser humano.  Das asco, Garrote. Mucho asco.

Autor: Rafael Guerra
Publicado el 10 de febrero de 2012

PD: Pasados unos años, da la impresión de que Martu Garrote, a base de recibir bofetadas de la cúpula de su partido, del que fue expulsada, haya aprendido en parte la lección y su radicalidad (al menos de boca para afuera) ya no sea tan desaforada. No parece mal asunto, pues, que la señora Garrote haya aprendido algo de sus experiencias y poco a poco se acerque a la normalidad, objetivo del que aún se encuentra a buena distancia. 

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