lunes, 29 de octubre de 2018

Democracia auténtica en el PP de Baleares



Una de las mejores noticias políticas de los últimos tiempos va a protagonizarla el PP de Baleares, cuando el próximo sábado, 6 de marzo, 18.000 militantes populares tengan la opción de elegir en las urnas a su presidente regional. Semejante método de elección directa, usado hasta el momento una sola vez para designar a Josep Borrell como cabeza de lista del PSOE (eso sí, mientras Almunia mantenía la Secretaría General), es a mi parecer la opción más adecuada para que al frente de las formaciones políticas vayan situándose las personas más capaces, sin que, como ahora, los mediocres lleguen a eternizarse en el cargo.


Habrá quien comente que ZP fue elegido igualmente por las bases de su partido, pero no es exactamente así, puesto que la elección mediante compromisarios, muchos de los cuales atendieron en aquella ocasión los requerimientos de sus caciques regionales y comprometieron anticipadamente el voto, determinó un navajeo nada democrático entre individuos como Maragall o Chaves frente a los partidarios de Bono, Rosa Díez o Matilde Fernández, lo cual dista mucho de corresponderse con un ‘un hombre, un voto’ como ahora va a suceder.

Hay quien asegura, además, que el método no está nada claro al ser una designación de tipo asamblearia o a la búlgara, pero nada más lejos de la realidad, porque el método asambleario (bastante frecuente en los congresos de los partidos cuando se trata de mostrar la cartulina de votación ante determinadas propuestas) lleva implícita la votación a mano alzada y siempre en presencia de la Ejecutiva, lo que coarta notablemente la libertad de los votantes al saberse observados. 

También se alega que mediante el sistema de las urnas es posible que lleguen al poder los candidatos más demagogos, que además suelen ser esos sujetos capaces de emitir un alto número de promesas por minuto ante cualquier Asamblea, por supuesto con la intención de no cumplir ni una de ellas. Pero si eso fuese así, estaríamos descartando las elecciones generales, ya que Zapatero ha venido a comportarse como el paradigma del político demagogo y mentiroso, además de un descarado infractor de su programa electoral. 

Creo, por el contrario, que la elección directa de cualquier cargo en un partido debería ser obligada si queremos mejorar gradualmente nuestra infame clase política. Es más, incluso si alguien resulta elegido para el puesto al que aspira, pongamos como alcalde, presidente autonómico o presidente del Gobierno, debería presentarse a la renovación de sus militantes como paso previo a optar al refrendo del cargo público. Por ejemplo: Si a Zapatero le apeteciese concurrir a las urnas en 2012, lo que probablemente hará en función de cómo le vaya en las encuestas, unos meses antes debería ser elegido en las urnas por los militantes del PSOE. Y otro tanto podría decirse de Rajoy y de los números uno del resto de los partidos. 

Así, pues, lo del PP de Baleares es un comienzo de lo más esperanzador. 

Autor: Policronio
Publicado el 4 de marzo de 2010

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