jueves, 26 de julio de 2018

El líder indiscutible

Zeta o el Sonribobo solemne.

Pasmado me quedé hace unos días cuando leí que Rodríguez cuenta con 682 asesores personales por el módico precio de 28 millones de euros, lo que sale a un promedio de casi siete millones de pesetas/año por barba. O sea, medio kilo mensual por catorce pagas. Y digo asesores personales, ya que es evidente que cualquier funcionario del Estado debería estar en condiciones de asesorar, a coste de nómina algo más que mileurista y dentro de la especialidad a la que haya opositado, al administrador en jefe del “cortijo” en el que se ha convertido la Moncloa, cuyo titular no es otro que el presidente del Gobierno. Pues bien, no parece que dentro de esa corte de los 682 consejeros de la “Tabla Elíptica” —otros dicen que en forma de “Z”— haya muchos funcionarios de carrera. Rodríguez sabrá la razón y los demás la sospechamos.

Está claro que si se recurre a los profesionales de la Administración, muchos de los cuales poseen una eficacia más que demostrada y no pocos proceden, además, de la etapa felipista, lo que en teoría debería otorgarles cierta simpatía hacia esta cosa que algunos hemos dado en llamar izquierda zapaterina —no confundir con la izquierda normal—, el pastón que puede ahorrárseles a los contribuyentes no es nada despreciable aunque la partida, en comparación con otras cantidades graciables que Rodríguez ha destinado a ensalzar su propia causa, sea puro chocolate de loro. 

Cuando cito lo de ensalzar la propia causa o bien otras cantidades graciables, por supuesto que me refiero a esa campaña institucional que bajo el rimbombante título de “Gobierno de España” nos va a costar la friolera de 268 millones de euros (unos 45.000 millones de pesetas). Y es que para los socialistas sinceros, que alguno habrá incluso en el Ejecutivo, no debe estar nada claro que a esto que ahora tenemos pueda llamársele gobierno y en ningún caso de España; al menos, de toda España. De ahí el enorme incremento en el gasto publicitario, invertido sobre todo en mensajes superfluos, de hojarasca, cuyo único objetivo es que al final del anuncio la voz en off resalte las palabras “Gobierno” y “España”. Un modo como otro, incluso mucho más descarado y encarecido, de endilgarnos un “Vota PSOE” tras cada gol de Butragueño. 

Y hablando de descaros y de incumplimientos electorales, facetas en la que Rodríguez posee las mejores marcas mundiales absolutas, será bueno recordar aquí las palabras que el entonces candidato socialista pronunció en enero de 2004 y a propósito de una partida de 22 millones —compárese con los ¡268!— que el PP había destinado a publicidad institucional. El diario La Voz de Asturias [enlace roto] lo recogió así en su momento: “El líder del PSOE, José Luis Rodríguez Zapatero, se comprometió ayer, si accede a la presidencia del Gobierno, a impulsar una ley ‘enormemente estricta’ (repito, enormemente estricta) que recorte el gasto de las campañas institucionales”.

Para cerrar el círculo de tanto desahogo zapaterino, una de cuyas facetas más llamativa es la propaganda por tierra, mar y aire y con un dinero que no es suyo ni de su partido, se hace preciso volver al inicio de este artículo. ¿En qué invierten su tiempo los 682 asesores del líder indiscutible? Pero antes permítaseme un inciso: Lo de líder indiscutible no es cosa mía y mucho menos responde a la clásica consigna de cualquier politburó de la extinta URSS, espejo donde aún gustan mirarse la izquierda con vocación totalitaria y los que con no poco entusiasmo se declaran rojos. No, lo de líder indiscutible es una conclusión a la que nos lleva ese hazmerreír pelotillero al que algunos le conceden categoría de filósofo. Me refiero, por supuesto, al “insobornable” hagiógrafo de San Zeta, un tal Suso de Toro, que en su destacada obra “Madera de Zapatero” coloca al susodicho directamente en la parte más sagrada del Olimpo. Claro que si se tiene en cuenta que Suso nos obsequió en su día con esta perla, pues todo está explicado: “Siempre me sitúo en un lugar donde soy incómodo para el poder”

Reitero la pregunta, ¿en qué invierten su tiempo los 682 asesores del líder indiscutible? Desde luego no en darle buenos consejos de gobierno al amo que les paga con dinero ajeno, sino más bien en maquinar cualquier acto o maniobra pública que le rebaje el desprestigio a ese amo. Por ejemplo: en idear campañas que, una tras otra, le concedan algo de notoriedad a J. L. Rodríguez. Notoriedad en absoluto al estilo de un estadista, que sería pedir la Luna para alguien tan limitadito, sino más bien como la de un habitante sonribobo —de sonreír a lo bobo— de la casa de Gran Hermano. Es decir, celebridad televisiva en lugar del correspondiente prestigio logrado como consecuencia de su obra de gobierno. 

Veamos una de esas campañas a calzón “quitao”, probablemente diseñada por alguno de los grupitos de los 682 de la “Tabla Elíptica”. Veámoslo según lo cuenta ECD [enlace roto]: “Zapatero envía una carta personal invitando a asistir al Primer Foro de la Alianza de Civilizaciones, que se celebrará en enero. Rodríguez Zapatero ha dirigido la carta a personas del mundo de la cultura, de la política y de los medios de comunicación, notificándoles la celebración del Primer Foro de la Alianza de Civilizaciones, que tendrá lugar en Madrid los días 15 y 16 de enero, e invitándoles a asistir”. ¿Y cuánto nos va a costar esa feria? ¿O es que acaso las invitaciones irán a portes debidos y los viajes, el alojamiento y la manutención serán pagados a escote por los invitados? Lo dudo. 

Luego otra cuestión en la que tampoco hay demasiadas dudas es que nos hallamos ante un gobierno presidido por un incumplidor profesional de promesas, que trata de neutralizar sus barrabasadas y arbitrariedades a base de publicidad permanente y cortinas de humo. Eso sí, las facturas serán pagadas a escote entre los españoles. El Primer Foro de la Nada, que es lo que más le cuadraría a eso de la “Alianza” y a sus invitados personales, significará que durante 48 horas de enero, cuando falten menos de dos meses para las generales, docenas de cámaras de televisión enfocarán a nuestro hombre y retransmitirán su abundante palabrería entre hueca y utópica. Y antes que ese Foro, habrá otros muchos actos, todos de propaganda, con o sin inauguraciones. Y otros muchos más a posteriori, hasta llegar a la jornada de reflexión. Siempre que la izquierda decida respetarla, claro.

Autor: Policronio
Publicado el 23 de noviembre de 2007 

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