martes, 31 de julio de 2018

Caló o el don de argumentar

Manifestación comunista-leninista en Moscú (2017). Es más que evidente la falta de evolución democrática de la izquierda, que aún admira al mega-genocida Lenin. Siguen como siempre, sin reconocer sus aberraciones y masacres. Igual que sucede en España.

Caló, unos de nuestros habituales comentaristas de Batiburrillo, al que aprovecho la ocasión para regañarle amigablemente (quien bien te quiere te hará llorar) y pedirle mayor moderación y menos énfasis en sus notas —cuanto más al advertir que sabe argumentar con largueza sin necesidad alguna de recurrir a la radicalidad—, ha escrito hoy uno de esos comentarios que a mi juicio merecen ser elevados a la categoría de artículo. Para mi gusto, se comparta en mayor o menor medida el ahora artículo de Caló, sus párrafos constituyen todo un modelo argumentativo que no deben desaparecer en el trasfondo de las anotaciones corrientes. Veámoslo:


“Estimado pendón morado [otro interviniente]:
Permítame que comparta con usted una parte de mi experiencia, quizá bastante insólita. Yo nací de padres españoles llevados a Moscú durante la Guerra Civil. He vivido la horrible esclavitud comunista. En el 76, después de la muerte de Franco, regresamos a España. Un día, caminando por la calle Atocha en Madrid, vimos una manifestación, no sé si comunista o socialista. Lo que nos asustó tremendamente es que llevaban numerosas banderas rojas con la hoz y el martillo y cantaban la Internacional, es decir, todos los atributos de nuestros verdugos. Mi viejo se echó a llorar y me dijo: “Hijico, hasta aquí llegaron... ¿Adónde vamos a huir esta vez?”… Yo, me sentí medio desmayado del miedo... Y es que no han tenido la decencia de cambiar de parafernalia totalitaria, esas banderitas rojas, esas hoces con martillos, esas cancioncillas...

La gente que fuimos conociendo aquí, incluso nuestros familiares, tenía mucha curiosidad respecto a la vida en la URSS, y nos pedía que contásemos nuestra experiencia. Ahora bien, cada vez que empezábamos a contar los horrores de la dictadura comunista acababan por llamarnos “fachas” y decían que dejásemos la propaganda fascista. Y no eran comunistas, no, eran votantes comunes y corrientes del PSOE. Nos sentíamos arrinconados, no podíamos hablar con nadie, tan solo con la gente que había pasado por la misma experiencia: Otros “niños” de Rusia, polacos, cubanos... Un día intentaron entrevistar a mi padre en la TVE, sobre la vida en la URSS. Al poco rato de que mi viejo abriese la boca apagaron la cámara y lo llamaron “fachilla”. ¡Toma nísperos!

Y así, todos estos años. Nuestros amigos de izquierdas no solo no quieren reconocer los horrores que causó el pensamiento marxista en media Europa y una buena parte de Asia, sino que siguen justificándolo, llamándonos a nosotros, víctimas del comunismo, “gente resentida sin objetividad alguna”. ¿Puede imaginarse usted a alguien llamarle a un superviviente de Auschwitz “resentido sin objetividad”? ¿Cómo podemos, los que hemos vivido el comunismo en nuestras carnes, fiarnos de la izquierda, por más moderada que se diga, si ésta nunca ha pedido perdón por su pasado totalitario? ¿Si ésta sigue respaldando las dictaduras marxistas que quedan en el mundo, como la cubana, norcoreana, vietnamita? ¿Si no tuvieron la decencia de renunciar a una parafernalia que para más de 500 millones de europeos representa el genocidio, la esclavitud, la represión: las banderas rojas, la hoz y martillo, la Internacional, el puño en alto? Hoy por hoy, gracias a Dios, no hay ni un partido político legal que utilice, digamos, la esvástica, o aluda al “Horst Wessel Lied” (el himno nazi de la bandera en alto) y el “Mein Kampf”. Sin embargo, la simbología que insulta de forma más violenta a las víctimas del comunismo, la que les provoca el dolor y terror más profundos, ¡sigue en plena legalidad!

¿Qué piensa usted que sentimos las víctimas del comunismo cuando nuestro presidente se define como un “rojo”? ¿Sabe de dónde viene la palabra “rojo” en el contexto político? Del temido “Ejército Rojo”, creado por los genocidas Lenin y Trotski en 1918 para diferenciarse con claridad del ejército zarista o “Blanco”. ¿Es éste el pensamiento “democrático” de las izquierdas de hoy? ¿Definirse como “rojo”, o sea, genocida que ahogó a media Europa en sangre?

El otro día oí a Rosa Díez, símbolo de la izquierda supuestamente moderada, hablando en no sé qué manifestación de su grupo, decir: “Ahí estaban los compañeros del PCE con sus banderas rojas. ¡Qué ilusión!”. Se imagina usted a un dirigente del PP decir: “Ahí estaban los compañeros-hitlerianos con sus banderas con esvasticas. ¡Qué ilusión!". Y no me vale que me diga usted que en algunas manifestaciones de derechas hay banderas “preconstitucionales”, son casos muy puntuales y sumamente minoritarios, a diferencia de esas amplias exhibiciones de la tricolor en las calles que también nos ofrece la izquierda.

Como si fuese poco, el año pasado en Bruselas el PSOE se negó a firmar la declaración de condena al genocidio comunista y al establecimiento del Día de las Víctimas, presentada por Chequia. ¿Piensa usted que después de esto las víctimas del comunismo vamos a creerle a la izquierda cuando dice que ha cambiado y que se ha democratizado? ¿Qué vamos a pensar de la izquierda cuando oímos al secretario general del PCE, Frutos, decir en una tertulia de Telemadrid que la Cuba castrista es una democracia? ¿Cuando oímos a Llamazares decir que lo de la URSS ha sido el mejor sistema político que ha conocido la humanidad? ¿Cuando leemos en los libros de Educación para Ciudadanía, impulsada por este gobierno socialista, exactamente lo mismo respecto a la URSS (Editorial AKAL para EPC)? ¿Cuando oímos a los “agitpropistas” del gobierno, como Gabilondo, Iglesias, Carnicero, Ekaizer y otros defender todos los días a Castro (o silenciar su atrocidades) y a los demás caudillos comunistas? 

Desde luego, el comportamiento de la izquierda no conduce a ningún tipo de confianza por parte de las víctimas del comunismo. Para nosotros, siguen casi igual”.

Presentación-compilación: Policronio
Autor: Caló (Firmas invitadas)
Publicado el 13 de diciembre de 2007

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