martes, 29 de mayo de 2018

La mentira en la balanza

Demasiados intereses creados en el PSOE y un historial de corrupción galopante mantienen a Sánchez, más bien cortito de luces, completamente maniatado.

Visto el cariz que están tomando los acontecimientos, con un gobierno absolutamente mediatizado y seducido por el secesionismo-terrorismo y los indudables encantos de Rabat, además de por toda la ralea totalitaria indigenista apadrinada por el medio muerto de Birán, está claro que la necesidad de que el PP gane las próximas elecciones, tanto municipales y autonómicas como generales, es una necesidad nacional.


Y creo que no incurro en exageración al afirmar que nos encontramos en una situación de auténtica emergencia, donde todos los medios a aplicar para su resolución nos parezcan muy escasos y por lo tanto, un auténtico lujo.  

Creo que ya he dicho aquí que es hora de hacer política, no juicios morales que implican siempre un juicio de intenciones, fuera de nuestra jurisdicción.

Este último fin de semana hemos tenido la oportunidad de discutir al respecto de si Acebes mintió o no mintió en el curso de los acontecimientos provocados por el atentado del 11-M. Vaya por delante que, por mil razones, yo entiendo que no mintió, y conmigo el 90 por ciento de los comentaristas habituales de este sitio. Pero ello, desde mi humilde punto de vista, es absolutamente irrelevante. Políticamente, que no moralmente, lo que importa es cómo se percibe tal o cual situación. Y está claro que los votantes del 14-M, sobre todo los de nueva incorporación a la vida pública, que inclinaron la balanza a favor del desgobierno que sufrimos, percibieron que Acebes, Rajoy y Aznar mintieron. Y esa percepción, antecedente de la victoria, se la ganó a pulso el partido del secuestro, la corrupción y el asesinato, y no haciendo juicios morales, sino políticos: “No merecemos un gobierno que mienta”.

Por lo tanto, desde mi humilde punto de vista, si el PP quiere ganar las próximas elecciones debe dedicarse a hacer política, no a justificar el porque tal o cual información se dio a la ciudadanía diez minutos antes que después. Ese “juicio moral”, tornado en político, fue resuelto el 14-M. 

Es por ello que el PP tiene la gran responsabilidad de canalizar la indignación de lo que conforma lo mejor de nuestro Nación. Tiene que volver al espíritu del 10 de marzo. Tiene que sacarnos a la calle con cualquier motivo que se entienda relevante. Y hay unos cuantos. No puede permanecer en sus sedes, con el peligro añadido de que los encierren dentro. Ni puede desaprovechar ocasión alguna de desgastar al partido del Gobierno, pues para eso está en la Oposición. Y ahora se le ha ofrecido una oportunidad magnífica y la ha desaprovechado. Me refiero al planteamiento de la última campaña de Pepe Blanco: “Acebes, Aznar y Rajoy mintieron”, “tienen que asumir sus responsabilidades políticas”, etc. “No se merecen ganar las elecciones porque mintieron”. Ese es el mensaje que se está transmitiendo. Pero de modo implícito, también se nos está diciendo que cualquier error en el pasado inhabilita para gobernar en el futuro. Y ahí el PP gana de calle y tiene que aprovecharlo.

El ahora Presidente del Gobierno hizo suyos el día 11 de marzo de 2004, según Pedro J. Ramírez (carta dominical del 15 de abril de 2007), los 13 años de gobierno de Felipe González. Ni que decir tiene, que ahí tiene el PP campo abonado para darle la vuelta al marcador. Porque se ponga como se ponga Pepiño Blanco, después de una semana hablando de los “trece años”, no habría acetona en el mundo capaz de limpiar tanta inmundicia.

El Partido Popular debe aplicarse en transmitir a la ciudadanía que hubo un tiempo en este país, en que se secuestraban personas por orden de miembros del Gobierno. Se extorsionaba a empresas para lucro del partido gobernante y sus miembros. Se aplicaba la pena de muerte sin juicio previo, es decir se asesinaba a ciudadanos. El Gobernador del Banco de España, el que firmaba los billetes, se lo llevaba crudo. Como crudo se lo llevaban los que administraban fondos reservados, destinados a la lucha contra el crimen. Que la familia del Vicepresidente del Gobierno se forró a base de cafelitos. Que el Director General de la Guardia Civil se gastaba en putas lo que se recaudaba para el colegio de huérfanos, y etc., etc.

Y que ese gobierno contaba con el apoyo incondicional de los que ahora nos desgobiernan. Incluso su Ministro del Interior, fue portavoz del desastre.

Atrévanse, pongan en un plato de la balanza si Acebes mintió o no mintió y en el otro lo que tuvimos que padecer durante 13 largos y ominosos años.

Autor: Carlos J. Muñoz
Publicado el 16 de abril de 2007

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