viernes, 25 de mayo de 2018

La comunidad más perjudicada por la supresión del PHN: Aragón

El río Ebro desbordado en Aragón, una desgracia que suele ocurrir con bastante frecuencia.

Otro de los problemas importantes no solucionados, tras haberse derogado el Plan Hidrológico Nacional, es que en Aragón —y en alguna comunidad más, río arriba— se quedaron igualmente paralizadas una serie de importantísimas obras que hoy hubiesen impedido el desbordamiento del Ebro y de varios de sus afluentes, un hecho cíclico que suele producirse dos o tres veces en cada año hidrológico en los que no se da la situación de sequía extrema, como en los dos años anteriores. Esta de ahora es la tercera avenida del Ebro en el año hidrológico que comenzó el pasado 1 de octubre. Las avenidas suponen arrojar al mar o verter a las zonas de huertas, para arruinarlas considerando la época del año en que se producen y el estado de las cosechas, el equivalente a 40 trasvases.


Aragón dispone de una inmensa cantidad de agua en primavera y más bien poca en verano, y esa poca se limitan a verla pasar, hasta el punto de que en la comunidad de Aragón probablemente se situa una de las mayores áreas desérticas de España, un hecho que bien manejado por los propagandistas de la política sin escrúpulos sirve de excusa para decir que no sobra agua, puesto que primero deberían satisfacerse sus necesidades, y por lo tanto no hay que ceder ni una gota al Levante español. Una opinión que podría llegar a ser compartida al 100 % si no fuese porque se sustenta en una base falsa: la creencia de que Aragón necesita cualquier excedente del Ebro para sus propios riegos. 

Así, pues, digamos que los agricultores aragoneses disponen, en general, de unas tierras que se encuentran sometidas o bien a las inundaciones primaverales, con cosechas a punto de recogerse que a menudo quedan inservibles, o bien a la sequía de casi todo el resto del año, lo que en muchos casos les obliga al cultivo de secano. Por esa misma razón, los agricultores de la ribera del Ebro, auténticos conocedores de sus necesidades, eran los más interesados en llevar adelante el PHN, ya que no sólo beneficiaba a la vertiente Mediterránea española, sino que ellos mismos se aseguraban la regulación de un régimen hídrico adecuado y la mejor distribución del mismo, con miles de nuevas hectáreas disponibles para el regadío. Otro tanto podría decirse de los agricultores de Tarragona, delta del Ebro incluido, respecto a la regulación racional de los caudales del gran río, ya que desde siempre han visto cómo lo más intenso de las riadas afectaba a sus tierras. 

Ahora, gracias a la decisión de Zapatero, que actuó cobardemente contra los intereses de más de media España con tal de satisfacer el instinto codicioso de sus asociados de ERC —el PHN afectaba de un modo u otro a todas las comunidades españolas—, nada se ha arreglado para nadie e incluso a la larga podría llegar a darse el caso paradójico de que mientras en Murcia, por ejemplo, se llegara a malvivir algún día con las desaladoras ahora en construcción (unas por cuenta del Estado y otras por cuenta del Gobierno regional o privadas), Aragón se viese sometido durante unas cuantas décadas más o indefinidamente al ciclo bipolar de inundación-sequía.

¡Qué gran torpeza la de los políticos aragoneses al pedir, por intereses electorales, la paralización del PHN! ¡Qué gran torpeza en beneficio exclusivo de ERC y en perjuicio del propio Aragón! ¡Qué gran torpeza como se está viendo en estos días de temor a las inundaciones! ¡Qué gran torpeza al comprobar que en los tres años del régimen zapaterino nada se ha hecho para solucionar las avenidas del Ebro!

Autor: Policronio
Publicado el 5 de abril de 2007

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