martes, 2 de enero de 2018

Anxo Quintana o el nacionalismo retrógrado y antiliberal


La izquierda en general, y no digamos nada el ala extrema, siempre se caracterizó por la defensa a ultranza de las ideas de “progreso”, contrapuestas a las “retrógradas”. Entre éstas, el nacionalismo había sido considerado por este espectro político como una especie de fascismo camuflado con el que ningún progre debía comulgar. Pero hete aquí que, en España, la defensa de los nacionalismos sin nación, es decir, la defensa de Absurdistán, en cambio sí que parecía una causa noble a los ojos de la izquierda “moderada” (PSOE) y de la más radical (PCE). ¿La razón? La pérdida de la guerra civil, de la que 66 años después algunos todavía no parecen haberse repuesto y otros pretenden retrotraernos a ella, supuso la conformación de un estado de corte nacionalista, contra el que todo valía, incluido el nacionalismo de las regiones que se ha querido manipular para contraponerlo a España.


En este mes de junio (2005) se han celebrado elecciones autonómicas en Galicia, de las cuales ha salido ganador -por amplísima mayoría- el Partido Popular. Tan sólo un escaño le ha impedido al partido liderado por Manuel Fraga repetir mandato al frente de la Xunta. Un poco menos de verborrea y meteduras de pata por parte del fundador del PP y un desembarco más tempranero de Mariano Rajoy nos hubiera ahorrado la actual situación, pero también hay que ser conscientes de que en democracia, en cualquier momento puede llegar la alternancia política. El problema es que, en España, en medio de esa alternancia, en determinadas regiones termina cruzándose el nacionalismo reivindicativo ad calendas graecas.

Bien. Muchas son las cosas que Anxo Quintana (BNG) ha pedido al PSG para gobernar. Lo curioso es que ninguna de ellas corresponde al arquetipo de mentalidad progresista, sino que más bien se nos antojan reaccionarias típicas de la extrema derecha (¿o es que los polos terminan juntándose?). Analicemos algunas cuestiones:

1) Con pocos votos, el BNG exige mucho Poder: postura antidemocrática y que contraviene la voluntad de la mayoría de Galicia.

2) “Estatuto de nación”: hipernacionalismo que otorga artificialmente a regiones, categoría de nación. ¿Hay que explicar el peligro potencial que suponen las naciones (aunque sean de traca) sin Estado?

3) Consejerías típicas del nacionalismo: Cultura, Educación… para manejar e imponer la lengua autóctona y contar la Historia del Mundo al revés.

4) “Deuda histórica”: Tan enemiga la izquierda del historicismo y de mirar al pasado, y en cambio, siempre aparecen como los maestros del revisionismo. Por cierto, ¿cómo se puede mantener que Galicia tiene pendiente una determinada deuda histórica si siempre fue española? Las cuentas de los 21.000 millones de euros, ¿cómo se sacan? Nos lo expliquen, por favor. ¿Han descontado, por ejemplo, las ayudas recibidas por el hundimiento del Prestige?

5) “Economía autocentrada”: Esto sí que es muy bueno. Para que luego nos hablen del 0,7 y de las guerras de la Conchinchina. Ya lo ven, Anxó Quintana mirando de plano al futuro y a la globalización que está ya aquí mismo. Parece que quieren devolver a Galicia el viejo espíritu de los corporativismos autárquicos de los años treinta y releer los manuales franquistas de la autarquía. Por favor, que Quintana revise los libros de historia para que compruebe lo bien que se vivía en España hasta que no llegó el Plan de Estabilización de 1959.

En definitiva. Una frase condensa a la perfección el pensamiento "moderno" de Anxo Quintana: "Si algún responsable político en Madrid tenía la ilusión de que el resultado podría hacer que Galicia saliera barata, estaba equivocado de plano a plano". Galicia en venta, señores. Cara, pero en venta.

Así se escribe la Historia. El PSG, de la mano del BNG, va a ser estrujado como se merece. Al fin y al cabo, tampoco el tristón Touriño despierta grandes pasiones. Nadie se ha planteado, y no entendemos muy bien por qué, si un gobierno en minoría de 37 diputados no sería más justo que lo que se le viene encima a Galicia. Muchas veces, el partido mayoritario gobierna en minoría. Sin ir más lejos, el gobierno vasco no tiene un respaldo mayoritario en la Cámara de Vitoria. En fin, que si por el BNG fuera, se desenterrarían las hachas de sílex para volver a la economía de supervivencia de las tribus galaicas prerromanas. Eso sí, todos colocados. Cada cual tendría su función en la tribu.

Autor: Smith
Publicado el 29 de junio de 2005

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