lunes, 27 de noviembre de 2017

Alberto, Alberto...


Alberto Ruiz-Gallardón es una persona con la que nos cuesta coincidir en la forma y en el fondo. Para empezar, el personaje en cuestión se caracteriza por una excesiva “astucia” –doblez, le llaman algunos- en su estrategia política, a la vez que tiene un bagaje ideológico un tanto confuso.

Desde hace tiempo Alberto Ruiz-Gallardón está obsesionado con una idea: ganarse el centro político para, desde ahí, saltar a la dirección del PP y más tarde a la Moncloa. Esto lo ve hasta el más simple de los analistas. En este sentido creemos que Ruiz-Gallardón ha cometido un error de cálculo. El político madrileño se ha presentado al Congreso del PP con la idea de desmarcarse, no sólo de la dirección marcada por Aznar en los ocho años de Gobierno –Acebes podría ser la cabeza visible de esta línea-, sino de la iniciada por el propio Mariano Rajoy hace unos meses. Con ello, y por enésima vez, el "fiel vasallo” popular se presenta públicamente desmarcándose de todo y de todos.

Tres líneas argumentales centraron el discurso de don Alberto: la conquista del “centro integrador” (¿?), que no “reformista” (¡); la reivindicación de las ideas de la Revolución Francesa y de la Independencia de los EEUU, y la proclamación del “algo hemos hecho mal”, en clara alusión a José María Aznar. Respecto a esto último, se descubre la típica posición de Gallardón: señalar errores en abstracto. Lo que no dice el “astuto” político es cómo y cuándo se hicieron las cosas mal para poder darle o quitarle razones y así evitar perder el tiempo especulando. Y tampoco por qué no lo dijo antes. Por nuestra parte, adelantamos lo que ha hecho peor el PP estos años: consolidar la dictadura mediática de los amigos de Gallardón, el Grupo PRISA.

El discurso político de R-G preparado para el congreso popular acumula tantos disparates que no merece la pena entrar a debatir cada uno de ellos, pues seguramente aburriríamos al lector de Batiburrillo. Pero no me resisto a comentar uno. Ruiz-Gallardón, en un análisis dialéctico hegeliano archimañido, reivindica la “Tercera España” como superación de las otras dos. A mí esto me hace mucha gracia, porque yo creía que España sólo había una. Pero no, por lo visto, hay quien se empecina en volver al pasado más duro de nuestra Historia. Ahora bien, lo que no admitimos, es que -como afirma Gallardón- Antonio Machado sea uno de los representantes de esa “Tercera España”. Pero vamos a ver, si Manuel Machado se incorpora a un bando y Antonio al otro, ¿cómo es posible que uno tenga bula para militar en la España “tolerante”, “liberal”, etc, etc. y el otro no? Pero, ¿es que Antonio Machado no fue un poeta frentepopulista que dedicó unos sonados versos al conocido oficial comunista Enrique Lister? Uno está cansado ya de las sandeces de esta derecha acomplejada que se pasa la vida reivindicando los arquetipos políticos e intelectuales de la izquierda: Manuel Azaña, Indalecio Prieto, Antonio Machado… ¿Hasta cuándo va a durar el maricomplejinismo entre los “liberales” modernos? ¿Cuándo va el amigo de Ruiz-Gallardón -Polanco- a ilustrarnos en cualquiera de sus medios de información -radio, tele, prensa- acerca de la vida de Ramiro de Maeztu o de Muñoz Seca? La Tercera España… ¡qué gracia!

Una breve anotación respecto al tema de los homosexuales. Esto ya parece una carrera en la que, con perdón, “maricón el último”. Pero vamos a ver. ¿Qué quiere Gallardón: ser más progre que Zetapé?, pues que se vaya a levantar Izquierda Hundida. Si aquí nadie niega ningún derecho a los homosexuales. Ninguno. Lo que sucede es que la familia y el matrimonio son lo que son. Y si yo me voy a vivir con dos amigas a un piso no formo nada más allá que un grupo humano de tres amigos. Y punto. Y a nadie se le niega a adoptar ningún niño. Sólo tienes que formar una familia natural, padre y madre, o estar soltero. El que quiera adoptar ya sabe. Es como si los menores de edad dijeran que están discriminados en el tema de la adopción. O que un señor de 90 años quiere adoptar a un niño. ¿Están discriminados, se les niegan derechos a adolescentes y ancianos por ello? A mí no se me ocurriría decir eso.

El centro político, ese relativismo travestido de pluralismo… qué fácil recurso para no tener que dar explicaciones de los vaivenes ideológicos y los oportunismos baratos de uno… ¿Hará falta recordar a Ruiz-Gallardón el espantoso fracaso político de la UCD o el lastimoso deambular de Adolfo Suárez con su patético CDS, partido que terminó superando en muchas cuestiones por la izquierda al mismo PSOE? ¿Es ese el futuro que quiere Ruiz-Gallardón para el Partido Popular? Alberto Ruiz es libre de navegar rumbo a tierra de nadie, pero ya le avisamos que no es lo mismo gobernar Madrid que gobernar España.

La “avezada” inteligencia de Ruiz-Gallardón debería analizar, por ejemplo, dos cuestiones que afectan gravemente al futuro del país: el terrorismo islámico y la crecida de inmigrantes. Creemos que éstos son dos asuntos suficientemente graves para que el Partido Popular mantenga una posición clara y sin ambages al respecto, con ideas nítidas y políticas concretas. De no hacerlo, le auguramos al PP una cruda competencia política por el ala derecha. ¿Qué opina don Alberto al respecto? Estaremos al tanto de sus futuras aportaciones.

Autor: Smith
Artículo publicado el 5 de octubre de 2004

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