viernes, 30 de noviembre de 2018

Humor e ingenio en la Guerra Civil (I)


Si la guerra siempre es algo trágico (aunque en ocasiones algo trágicamente necesario), una guerra civil probablemente sea especialmente nefasta: personas atrapadas en el bando equivocado, familiares enfrentados en las trincheras, degenerados cobrándose de forma cobarde viejas cuentas pendientes…

Bastante sabemos en España del asunto y de lo difícil que resulta cerrar las heridas causadas por las balas de hace más de siete décadas. Por eso, he querido traer a esta página algunas historias reales en varios capítulos en las que ciertos rasgos de humor, tan propios del carácter español aun en tiempos poco favorables a la risa, ahogaron momentáneamente el ruido de los cañones.

- Canciones.

Muestras de ese buen talante menudearon en forma de canciones, como ésta de la 39ª Brigada Mixta del Ejército Popular en la que se reclamaba mayor actividad:

“Ya llevamos ocho meses sin mudarnos de este frente. 
¿Es que quizá no valemos? 
¿Es que no somos valientes? 
 La 39ª Brigada no quiere tanto parar, 
 por eso pide a sus mandos que les manden avanzar. 
 Queremos que se nos vea
 y por eso repetimos
 que si no atacamos pronto
 nosotros nos aburrimos”.  

No menos simpática era esta tonadilla dedicada a los italianos que luchaban en el bando nacional:

“Bergonzoli, Bergonzoli
 general de las derrotas
 si quieres tomar Trijueque
 no vengas con pelotones
 has de venir con pelotas”.
Otra ácida canción republicana, ya próximo el fin de la guerra, decía:

“Cuando crucé la frontera
 volví la cara llorando
 y me dije… Cataluña…
 …qué chica te estás quedando”.

Lógicamente, los nacionales también sacaron a relucir su vena artística y dedicaron a sus enemigos canciones como la siguiente:

“Cuando me toca el relevo,
cara a cara a la trinchera
siempre cantó una jotica
para que los rojos vean
que los falanges navarros
no abandonan las trincheras”.

O esta otra cantada en tierras extremeñas:

“Te cantaré un fandanguillo
 si eres del puño cerrao.
 Me está cansando el morao
 que está bajo el amarillo
 debajo del colorao.

Para humorístico escarnio de sus enemigos, ya en 1939 repetían con sorna los soldados de Franco en Cataluña:

“Tarragona fue la número 38 de las capitales liberadas de España; Barcelona la 39; y ahora con Gerona podemos cantar las cuarenta, mientras que a vosotros no os quedan ni las diez últimas”.

-Animales.

También el mundo animal, representado en este caso por los siempre fieles perros, jugó su papel en el anecdotario jocoso de la Guerra Civil. Así, un informe del Ejército Popular da cuenta de la captura de un perro procedente de las filas enemigas que traía trasquiladas en el lomo las siglas U.H.P y un papel atado al cuello con el siguiente mensaje: esto lo ha escrito un soldado rojo que pasará a vuestras filas muy pronto”.

En otra oportunidad fue un alférez nacional quien encontró a un perro con una hoz y un martillo esquilados en el lomo. El can fue enviado al coronel al mando con el siguiente mensaje: “Adjunto remito a un individuo pasado del campo enemigo. Interrogado sólo contesta “guau, guau”, por lo que creo pertenece a las Brigadas Internacionales”.

- Sabotaje.

No fue extraño que los obligados a luchar en el bando que no era de su preferencia recurrieran al sabotaje para ayudar a sus involuntarios enemigos. Y en ocasiones, no desaprovecharon la oportunidad para dejar constancia de un excepcional sentido del humor. Se dio el caso de que mientras elementos republicanos examinaban una serie de proyectiles que no habían explotado, detectaron que carecían de espoleta, y en uno encontraron este escueto y sabroso mensaje: “SORPRESA”.

Autor-Compilación: Rafael Guerra
Publicado el 9 de febrero e 2011

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