miércoles, 31 de octubre de 2018

"Mayor Oreja, un juguete roto del pasado"

Antonio Casado, un periodista al que se le nota bastante su propensión izquierdista por mucho que trate de disimular.

Antonio Casado dice de Mayor Oreja que es ‘un juguete roto del pasado'. Y añade: ‘Dicho sea no tanto por la pérdida del juicio como por el rechazo de su propia gente’. Es decir, si no he entendido mal a Casado, éste viene a decirnos que Oreja ha perdido el juicio y además nadie le apoya cuando se atreve a opinar que ZP se encuentra inmerso (quizá en sus inicios, añado yo) en una segunda etapa de negociaciones con la banda de asesinos etarras. Sin embargo, aseguraría que el citado rechazo a Oreja solamente lo protagoniza esa directiva del PP que prefiere mirar para otro lado y no ‘menealla’, como en tantos y tantos asuntos de la máxima importancia en los que Mariano Rajoy hace la estatua de sal. Porque si de las bases del partido habláramos, tengo la sospecha de que otro gallo cantaría respecto a lo que se opina de Mayor Oreja.



En tal sentido, y puestos a comparar la credibilidad de Rodríguez Zapatero frente a la de Mayor Oreja, es preciso destacar dos antecedentes de los muchos posibles que demuestran la deslealtad farsante del presidente del Gobierno, como son sus manifestaciones después del atentado de la T-4, cuando lo calificó de accidente y más tarde aseguró que se habían roto las negociaciones mientras éstas continuaron a buen ritmo, lo que ZP reconoció con posterioridad. De no menor importancia es el escandaloso caso del chivatazo del bar Faisán, cuando se avisó a los etarras antes de que fuesen detenidos. Y todo apunta a que lo hizo un personaje, Víctor García Hidalgo, que inicialmente fue designado consejero de Caja Vital, dimitido hoy a causa del tremendo escándalo, pero nombrado de inmediato asesor del grupo parlamentario socialista vasco. O sea, se premia a quien dio el chivatazo para que siga desmemoriado y no diga quién se lo ordenó. Pues yo no tengo empacho alguno en afirmar que un asunto de tal gravedad tan sólo puede proceder del más alto origen político.

Hay, sin embargo, tres hechos incuestionables que apoyan el diagnóstico de Mayor Oreja: 1. Nadie se ha molestado en cancelar el permiso del Parlamento para negociar con la banda criminal, lo que no deja de ser un salvoconducto al portador que el Gobierno conserva como oro en paño. Aquí el PP debería adoptar de inmediato la iniciativa parlamentaria adecuada, al menos para dejar al descubierto a estos farsantes que ahora mandan. 2. Después de casi tres años no se han disuelto los ayuntamientos de ANV, lo que no es precisamente una prueba a favor del acoso del Gobierno a los sicarios políticos de la banda etarra, cuyos miembros vienen siendo detenidos casualmente en Francia. 3. El borrador de la nueva Ley de Régimen Local no alude en absoluto, ni facilita los medios, a la expulsión de los filoetarras incrustados en las instituciones, una gente que probablemente volverá a presentarse a las municipales bajo otra denominación. 

Al tiempo. 

Autor: Policronio
Publicado el 24 de marzo de 2010

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