miércoles, 31 de octubre de 2018

¿Dónde andan las malditas nazifeministas?


Cuando suceden hechos como este. Claro, que las niñas no votan y, además, están tan cerca en el tiempo en que no son seres humanos, sino simples seres vivos, como cualquier lincecito que se precie, que no merece la pena mover un dedo, para que lo que ha sucedido en Seseña, y en otros tantos sitios, no vuelva a suceder, o si sucede, que el culpable, hijo de la gran puta, no vuelva a ver el sol de frente.

Y si, además, los padres de las niñas asesinadas se empeñan en pedir un cambio de legislación, que establezca la cadena perpetua para los autores de tan execrables crímenes, o sea, fijos de la derecha extrema, alentados por la caverna mediática, pues que se jodan.

Porque lo suyo es dar pábulo a las porteras, dizque socialistas, que pretenden vivir como dueñas, a costa de sus desgraciados denunciados y de la pensión de alimentos de los hijos comunes y que aparecen falsarias en la tele, con un ojo morado de maquillaje y un peinado de a cincuenta euros, reservado para la ocasión.

Una mujer, que se dice maltratada, convenientemente manoseada por un poder público abyecto, un voto. Lo demás, les importa un pimiento. Claro, que otra cosa hubiera sido, si el autor del hecho fuera el cura del lugar.

Autor: Carlos J. Muñoz
Publicado el 3 de abril de 2010

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