jueves, 27 de septiembre de 2018

El fin de los nacionalismos llegará en el 2014


El nacionalismo es una ideología pirata que lleva 30 años saqueando España sin que los españoles hayamos reaccionado debidamente hasta ahora. Pero el pueblo comienza a darse cuenta del abuso de ciertos partidos, como se ha evidenciado con el rechazo de los nacionalistas gallegos y vascos, y algo así despierta no poca ilusión entre los demócratas. No digo que los llamados a sustituirlos sean mucho mejores, pero sí creo que es un principio destinado a corregir el rumbo de este régimen oligárquico y de latrocinio en el que sus actuales dirigentes comienzan a sospechar que en la calle hace mucho frío.


Caído el nacionalismo gallego, puesto en fuga y acollonado el nacionalismo vasco, un hecho evidenciado a través de su pataleo histérico en forma de amenazas totalitarias, el siguiente objetivo de los demócratas españoles debería consistir en hacer lo propio con el nacionalismo catalán. Para lo cual, dicho sumariamente, es preciso que José Montilla desaparezca de la vida pública y se vuelva a su pueblo.

¿Por qué José Montilla y no Artur Mas, que es más nacionalista? Primero, porque Montilla es el que tiene ahora el poder, pero no solamente en el gobierno catalán sino en su partido, el PSC. Segundo, porque Montilla, un converso interesado en el cargo personal, carece por completo de escrúpulos y asume como propias, en muchos aspectos, las veleidades independentistas de Esquerra, que de hecho es la formación que aporta el fondo ideológico al “Govern” del Tripartito. Tercero, y más importante, porque un líder socialista catalán no nacionalista ni deseoso de arrejuntarse con los nazis de ERC, deberá sustituir a Montilla a finales de 2010, cuanto éste pierda las próximas elecciones y no le basten los votos de sus actuales socios.

El nuevo dirigente socialista catalán, de resultar medianamente competente durante sus cuatro años de oposición, (2010-2014), podrá permitirse el lujo de obtener los escaños suficientes como para formar gobierno con los votos del PP (que debe subir si se desprende de la atropellada e incoherente Sánchez-Camacho, apta si acaso para concejal de barrio), los de UPyD (que debe aparecer con fuerza en el “Parlament”) y los de Ciutadans (que como mínimo mantendrán su actual cuota al mostrarse bastante acertados en su crítica de la política lingüística y educativa, entre otros disparates que denuncian). Lo que significa que en 2014 podrá comenzar el principio del fin del nacionalismo catalán, tanto el falsamente denominado moderado, como es el de CiU, como el incorrectamente catalogado de separatista por vía democrática, puesto que sus hechos le avalan con creces un gran despotismo. Sí, me refiero a ERC. 

¿En qué me baso para creer que al nacionalismo catalán le quedan, a lo sumo, seis años de vida con opciones de poder regional? En el bajo interés que las elecciones autonómicas han venido despertando desde siempre entre los votantes catalanes, con índices de abstención del orden del 40 % en las autonómicas, e incluso más. Lo que no sucede en las generales, con una mayor participación del electorado, entre un 10 y 15 % más interesado en emitir su voto. Tal hecho sucede, desde mi punto de vista, por el enorme hastío que la clase dirigente catalana despierta entre bastantes electores, muchos de los cuales “pasan” de participar al creerse que apenas hay diferencias entre unos nacionalistas y otros. Simplemente, todos son nacionalistas. 

Por eso afirmo que Montilla debe perder el poder a manos de CiU y ser sustituido, como lógico revulsivo de un PSC que quedaría bastante tocado, por un socialista no nacionalista que de nuevo atraiga a los abstencionistas y que llegue a situar la participación en valores similares a los de las elecciones generales. No se olvide, finalmente, que la política no es ajena a las modas y que éstas llegan como rechazo de lo anterior, especialmente si se ha contrastado su perjuicio durante cuatro años. El año 2014, con o sin Zapatero en el poder, debe coincidir igualmente con unos grupos nacionalistas gallegos y vascos muy venidos a menos que en absoluto serán referentes de nada ni de nadie. 

Autor: Policronio
Publicado el 5 de marzo de 2009

PD (27-09-2018): Lamentablemente, el pronóstico no se cumplió en absoluto, lo que lamento de veras. El nacionalismo catalán se envalentonó a partir de 2015 (en 2018 al vasco le pasa lo mismo) y ahora gobierna en Cataluña una coalición de partidos golpistas que hace un año proclamaron la República. Ya veremos en qué queda el asunto en ambas regiones, pero no tiene buena pinta si se considera que el actual Gobierno socialista depende de ellos. 

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