miércoles, 30 de mayo de 2018

América no paga traidores

Tras el asesinato de Viriato: "Roma no paga traidores".

Europa continúa con los ojos bien abiertos, sin poder creerlo del todo, porque si bien Occidente lleva la franquicia democrática como vitola de superioridad moral, las diferencias de forma y fondo entre las democracias americana y europea son de aúpa. Ya nos hacemos partícipes cuando se estudia el origen de los estados liberales, de las dos fuentes de la teoría: La Revolución Americana y la Revolución Francesa. Ambas, acorde con el pragmatismo y la naturaleza de sus ciudadanos, cuajaron dos concepciones diferentes de entender la política y la vida, que si bien articulaban similares mecanismos de representación, el sustrato era completamente opuesto. 


Cuando medio mundo estaba echado a la calle pidiendo evitar la intervención innecesaria en Irak, los americanos se arremolinaban en torno a la Super Bowl y sólo un puñado de bohemios acaudillados por Michael Moore montaba media docena de pancartas frente al Capitolio. Mientras los analistas políticos, que ven con prisma europeo, vaticinaban un descalabro electoral de Bush tras su primera legislatura a cuenta también de Irak, el cowboy arrasó a Kerry dejando en la cuneta incluso a la santa alianza de demócratas cristianos y socialistas. Y ahora, cuando Europa clama por la supresión de la Segunda Enmienda norteamericana, que permite a todos los americanos disponer de un arma de fuego, los yanquis siguen considerándose mucho más seguros con el rifle bajo el colchón aunque cada dos años un chaval entre a matar a quemarropa en cualquier centro público.

Llevarse bien con América, entender su mecanismo social e incluso admirar sus potencialidades, no significa compartir su esencia. Pero saber que no somos nosotros sino ellos los que tendrán que optar por cambiar el rumbo, entra dentro de lo más elemental de la psicología humana. Si el presidente Rodríguez Zapatero es capaz de no levantarse al paso de la bandera americana, después de ver a Charlton Heston luciendo rifle en una tribuna, demuestra que juega a la política como lo haría a las canicas. El invierno diplomático en el que estamos desde el famoso desplante, todavía siendo oposición, nos lleva a reconvertir el adagio sobre el asesinato de Viriato: “América no paga traidores”.

Autor: Gonzalo J. Moreno (Firmas invitadas)
Publicado el 18 de abril de 2007


No hay comentarios:

Publicar un comentario

Comentarios moderados.