jueves, 29 de marzo de 2018

Agua para Tortosa y el resto al mar, ¡hale!

Imagen del río Ebro a su paso por Tortosa. ¡Será por agua!

Uno de los intervinientes habituales de Batiburrillo, a quien le agradecemos su colaboración, nos envía el siguiente correo extraído de una noticia publicada en la prensa catalana, concretamente de la edición del diario AVUI, del 26-7-06:

"Tortosa promueve un campo de golf cerca del río Ebro". El Ayuntamiento favorece un modelo turístico que criticó en la oposición al PHN. El ayuntamiento de Tortosa y la empresa Tortosa Golf Resort firmaron ayer (25-7-06) un convenio para la construcción de un campo de golf de 18 hoyos en la pedanía de Vinallop, a unos centenares de metros de donde el gobierno Aznar tenía previsto efectuar la captación de agua del Ebro para trasvasarla al País Valenciano, Murcia y Almería.

Precisamente el equipo de gobierno tortosino, con el alcalde socialista Joan Sabaté al frente, tuvo un papel muy activo en la lucha anti trasvase al lado de los movimientos sociales. El hecho de que el agua del Ebro pudiese servir para construir grandes complejos residenciales en el litoral mediterráneo era uno de los argumentos en contra del proyecto ya revocado. 

Alrededor del futuro campo de golf, los promotores tienen previsto levantar unas mil viviendas unifamiliares aisladas y adosadas, así como un hotel de cuatro estrellas. Parte de las viviendas se construirán en el núcleo de Vinallop, donde viven unas 400 personas.

Fuentes municipales explicaron ayer que el proyecto "atraerá un nuevo tipo de turismo a la ciudad" y subrayaron que el consistorio participará en la plusvalía del desarrollo urbanístico y recibirá de los propietarios "11,4 millones de euros para la construcción de equipamientos públicos".

Diversos grupos, como la entidad ecologista Gepec, han mostrado su rechazo al proyecto y han recordado al consistorio tortosino su compromiso con la nueva cultura del agua. También la Plataforma por la Defensa del Ebro ha manifestado su "preocupación" por la proliferación de campos de golf.

No tengo absolutamente nada en contra de que en el municipio de Tortosa pueda ubicarse un campo de golf, o los que sean precisos, y sus correspondientes núcleos residenciales o turísticos. Están en su perfecto derecho y el consumo de agua, en cualquier caso, siempre será menor que si ese terreno se dedicase a la agricultura deficitaria y subvencionada por la Unión Europea o a una industria que tiende a la deslocalización y a la búsqueda de mano de obra barata. 

Las promociones urbanísticas que se ubican alrededor de los campos de golf, muchas de ellas situadas en terrenos de escasa calidad para la agricultura, representan hoy un tipo de turismo residencial bastante más rentable que el consabido sol y playa de nuestras costas. Creo que la rentabilidad, por otra parte, ni debería ser usada como sinónimo de corrupción (aunque puedan darse casos) ni debería ser utilizada como bandera revolucionaria, a la que se enrolan tantos bobos, de esos ecologistas retrógrados que viven de oponerse a cualquier iniciativa y que, si fuese por ellos, andaríamos todos en taparrabos. Pero claro, se entiende tal postura si se considera que el ecologismo es, en sí mismo, un medio de vida, por no decir de buena vida.

No se degrada nada en esas urbanizaciones residenciales, ni hay derroche alguno respecto al agua, todo lo contrario, el césped admite el riego con aguas recicladas, según obliga la ley, y el residente extranjero, de poder adquisitivo entre mediano y alto, permanece en nuestro territorio durante varios meses al año en lugar de esos 10-15 días de promedio que usan los turistas llegados en vuelos chárter, con todo el paquete pagado en origen y negociado muy a la baja entre los turoperadores extranjeros y los hoteleros españoles. Se habla aquí, pues, de una nueva industria, la del turismo estable y alejado de la alpargata, que cualquier municipio o comunidad mediterránea desea para sí y puede ofrecer inicialmente gracias a su clima, de ahí la oposición de los maragalles y sus secuaces a cualquier tipo de trasvase que pudiese animar a la competencia.

¿Qué enseñanza puede extraerse de una noticia así? Sobre todo la de descubrir una vez más cuánta hipocresía y codicia encierra el nacionalismo, especialmente si va revestido de social-nacionalismo, como es el caso del Gobierno catalán presidido por Maragall, a quien en las regiones mediterráneas españolas hace tiempo que se le concedió el título de enemigo público. A él... y a la tipa Narbona.

Autor: Policronio
Publicado el 30 de julio de 2006

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