domingo, 28 de enero de 2018

El soldado 2.000

Decía San Francisco de Sales que para estar preparados para la eternidad había que vivir cada día como si fuera el último día de nuestra vida en la tierra. Algo de esto deben pensar los soldados estadounidenses que cumplen con las tareas que tienen encomendadas, cuando a menudo comprueban el goteo -chorreo, quizás- de bajas que cotidianamente sufre su Ejército.

El sargento George T. Alexander, que murió el sábado pasado en el hospital militar Brooke Army Medical Center de San Antonio (Texas), ha elevado hasta el número 2.000 la cifra de militares estadounidenses muertos en Irak. Según el diario El Mundo, la gran mayoría de los caídos estadounidenses, "el 93%, ha muerto en la guerra de guerrillas desatada después de que el presidente de EEUU, George W. Bush, diera por finalizadas las principales operaciones militares en Irak, en mayo de 2003". Para ser más exactos, la "guerra de guerrillas" suele plasmarse en brutales atentados terroristas y matanzas yihadistas en las que las bajas (americanas, iraquíes, inglesas...) se producen por veintenas.

Uno de los aciertos de José María Aznar fue la de colaborar en la guerra de Irak con ayuda humanitaria exclusivamente. Como afirma el ex ministro de Defensa Federico Trillo "no podrá demostrarse en ni un solo caso que un soldado español disparara o matara a un iraquí". Pero eso siempre le ha dado igual a quienes viven del ruido y del barullo. Luego, cuando llegan al Poder, se les nota demasiado su vocación trompetera. No saben ni por dónde les da el aire.

Cuando una nación tan grande como los EEUU, que está dejando la vida de sus hombres en Irak comprueba la cobardía, la villanía, la necedad, y las amistades que algunos mantienen con los enemigos de ayer y de hoy, no nos extraña que su Presidente, George W. Bush, tenga el concepto de nuestro Gobierno que tiene. Se lo tiene merecido. Nos lo tenemos merecido. Sigamos el sabio consejo de San Francisco de Sales y vivamos cada día como si fuera el último de nuestra vida en la tierra.

Autor: Smith
Publicado el 25 de octubre de 2005

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