miércoles, 27 de diciembre de 2017

Insultos progres (1): De la Vega, obtusa y emponzoñada


A partir de ahora, vistas las generosas licencias que se permiten los socialistas en Sede parlamentaria, será de lo más correcto que a cualquier interviniente que defienda el modelo ZP en esta bitácora podamos decirle que actúa con la mente obtusa y el corazón emponzoñado, que es lo que le respondió la Vice-Vogue al portavoz del PP como respuesta "filosófica" a su pregunta de los miércoles.


La perversión a la que alude mi compañero Smith en Batiburrillo, consiste igualmente, en el caso socialista, en acusar a otros de lo que ellos son. Pero esa perversión, cuando va cargada de torpeza y maldad (todo en uno), resulta completamente lógica que la practique la Vogue (jamás pude creer que un/a vicepresidente/a del Gobierno pudiese reunir menos méritos para el cargo) y ello es debido a sus enormes carencias intelectuales.

No hay ni un solo ministro, comenzando por el Presidente, que valga un pimiento antes los ojos de un ciudadano no iletrado o no sectario, salvo quizá, sólo quizá, el que menos habla y probablemente más se avergüenza de sus colegas del Consejo: Un tal Pedro Solbes. Parece como si los ministros hubiesen pasado un test psicotécnico en alguna empresa de selección de personal y hubieran escogido, finalmente y por aclamación, a los más cazurros e inmorales (dos características imprescindibles para quienes debían concurrir) de entre  los miles y miles de solicitantes. 

Ya lo decía Cicerón: Casi siempre, a las acciones de los malvados las persigue primeramente la sospecha, luego el rumor y la voz pública, la acusación después y, finalmente, la justicia. No es que la Vogue vaya a terminar en manos de la Justicia, aunque si fuese así no sería la primera vez que un ministro socialista acaba en la trena debido a sus fechorías. En el caso de la izquierdosa lenguaraz que nos ocupa, insultante y despreciativa toda ella, más bien estoy convencido de que acabará en el Panteón de los sin presencia ni recuerdo, que es ese lugar donde descansan los restos de quienes con su partida, sea física, sea política, han alegrado la vida a los demás. ¿O es que alguien la echó de menos cuando en la anterior etapa socialista dejó de ser Secretaria de Estado? Eso sí, ¡qué no habrá intrigado la señora durante ocho años para ascender de tal modo!

Publicado el 18 de mayo de 2005

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Comentarios moderados.