miércoles, 27 de diciembre de 2017

Inhumana planificación familiar en la Rumanía de Ceaucescu

Carrillo y Ceaucescu
Hay noticias, como la que a continuación vamos a comentar, que demuestran la sordidez de determinados regímenes que han controlado las vidas y haciendas de sus súbditos (de otra manera no se puede llamar a quienes viven sometidos al Partido Comunista de turno). Según informa hoy el diario ABC, el régimen del dictador Ceaucescu, gran amigo de un militante socialista español de infausto recuerdo para muchos españoles, obligaba a las familias rumanas a tener, al menos, cuatro hijos. Esto sí que es planificación familiar y no las campañas occidentales por el uso de anticonceptivos.


Si alguien pensaba que la alienación humana de los regímenes socialistas era cosa solamente de Lenin y Stalin, se equivocaba de medio a medio. Todavía recordamos aquellas patéticas imágenes del derrocamiento popular de Ceaucescu. ¡Cómo estaría de oprimido el pueblo rumano bajo su bota, que al pobre no le dejaron ni someterse a juicio público, fusilándolo en el acto! La verdad es que era completamente surrealista comprobar cómo el dictador de uno de los países más atrasados de Europa llenaba las estancias palaciegas con abundante grifería de oro, mientras la plebe vivía en mucho peores condiciones que antes de la II GM. Demasiado para un pueblo culto y romanizado.

Afortunadamente, no hay mal que cien años dure y la ansiada Libertad llegó a Rumanía. Y, con ella, se han ido conociendo algunas de las atrocidades del régimen. Ojo, que con lo que ha llovido desde entonces, todavía siguen saliendo a la luz pública los horrores planificados por Ceaucescu. Pero no culpemos de todo al dictador comunista; ni siquiera a quienes, desde Oriente sustentaban manu militari el régimen, y desde Occidente permitían, complacientes, los excesos socialistas. Y es que, al final, el origen de toda la política de alienación marxista está en la creencia de que el Estado está perfectamente capacitado para planificar el funcionamiento total de la sociedad; desde el modelo económico, pasando por la imposición de un sistema político de partido único; hasta la organización del modelo familiar.

La televisión rumana acaba de emitir un documental sobre la política demográfica impuesta por Ceaucescu, dentro de la cual, se obligaba a las mujeres rumanas a tener al menos cuatro hijos. A consecuencia de ello, decenas de miles de niños fueron abandonados, a la par que unas 10.000 mujeres perecieron víctimas de abortos clandestinos. Al dictador planificador no se le ocurrió otra cosa en 1967 que, mediante la Ley de Continuidad Nacional, decretar el crecimiento demográfico de la población rumana. Los argumentos del secretario general del Partido Comunista de Rumanía parecían salidos de la factoría Himmler: parir el mayor número de hijos por “deber patriótico”; asegurar la “continuidad de la nación”; declarar los embriones humanos, propiedad estatal; control de los embarazos por las milicias comunistas; prohibición total de abortos y cualquier tipo de anticonceptivos… Se ve que había mucho miedo a que la igualdad –todos igualmente pobres- socialista, no animara precisamente, entre la población rumana, a la reproducción. Solución: parir por decreto. No hay nada como el Estado para arreglar los males.

Lamentablemente, Rumanía todavía arrastra las consecuencias de la “genial” planificación familiar decretada por Ceaucescu: la educación sexual es sencillamente tercermundista; todavía pervive la costumbre de abandonar miles de recién nacidos; los orfanatos siguen repletos; la pobreza, que 16 años después sigue afectando gravemente al país, yugula el crecimiento demográfico… Pasarán generaciones enteras para que las huellas de la planificación socialista terminen siendo prácticamente imperceptibles. Hasta entonces, que la prosperidad vaya aterrizando por allí lo antes posible.

Autor: Smith
Publicado el 23 de mayo de 2005

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