lunes, 8 de enero de 2018

Credo Progre

El sanedrín polanquista. Arriba en el centro (solo de la foto), puede verse a Zapatero. Polanco aparece sentado en el escalón de su extremo izquierdo. Diríase que trata de aparentar una humildad que jamás ha tenido. 

Creo en el gran padre Polanco, todopoderoso; creo en sus apóstoles Gabilondo y Juan Luis, en sus arcángeles De la Vogue y José Luis, en los patriarcas Pumpido y Barba, en los santos Pepiño y Rubalcaba, al igual que en los profetas, que como Tecglen y Saramago, velan por mi salvación, cuando no sé lo que me hago.


Creo en el País y la SER, como fuente de poder, e ilustración de papanatas, pues nos dicen qué hay que hacer, quemar sedes o pacer, con sus consignas baratas.

Creo en el trabajo duro, de jornaleros y pobres, que las cosas de sudar, no están hechas para progres.

Creo en Viajes Halcón, que me lleva por el Cielo, sobrevolando la Tierra, para que no falten destinos, en parajes tan divinos, que en su catálogo encierra.

Creo en birras y canutos, consumir en saciedad, y para los que a decir verdad, yo no encuentro sustitutos.

Creo en la subvención, pues para una vida plena, nada como la panza llena, y poder tirar de talón.

Creo en el fin de semana, más no como invento divino, pues me parece excelente, el trabajo intermitente,  lo contrario un desatino, que es contraproducente, sobre todo si no hay gana.

Creo en la televisión, que me informa sin cesar, y no me obliga a pensar, llena de rosa y de gay, pues es normal disfrutar, relajado en mi sillón, de la variedad que hay.

Creo en el presente eterno, en el futuro no creo, no tendré hijos pues veo, qué sacrificios supone, al esfuerzo predispone, y eso a mi me importa un cuerno.

Creo en lo material, que pueda oler y tocar, ¿para qué lo espiritual?, ya que no me va tan mal, sin precisión de rezar.

Creo yo en combatir, las miserias de este mundo, la solución es repartir, lo que tienen los demás, no me vaya yo a quedar, como un injusto e inmundo.

Creo en empezar el día, pisando con pierna izquierda, con la derecha no salgo, no la siento cosa mía, no vaya a ser que me pierda, y no porque yo lo valgo

Creo, en fin, en Zetapé, que con su sonrisa eterna, hace ver que nos gobierna, cuidando con gran primor, de no causar estupor, por laminar al PePé.

Autor: Perry
Publicado el 11 de agosto de 2005

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