jueves, 6 de diciembre de 2018

El diccionario de la discordia


Andan más cabreados que monas los colegas de Público a consecuencia de la publicación de los primeros veinticinco tomos del “Diccionario Biográfico Español” editado por la Real Academia de la Historia, que fue presentado el pasado jueves. La razón del monumental enfurruñamiento es el “partidismo” que detectan en el citado diccionario al no ajustarse a los dictados de la Memoria Histórica y no dar la correspondiente caña al ex presidente Aznar.


Colosal indignación ha originado en el diario Público la entrada correspondiente a Francisco Franco Bahamonde debido a las siguientes afirmaciones: “Montó un régimen autoritario pero no totalitario […] Una guerra larga de casi tres años le permitió derrotar a un enemigo que en principio contaba con fuerzas superiores […] y contando con la hostilidad de Francia y Rusia, hubo de establecer estrechos compromisos con Italia y Alemania”. Entienden las buenas gentes de Público a tenor de este párrafo que “el tono panegírico con el que se trata el golpe de Estado olvida el rigor y se entrega a la leyenda”.

Muy mal ha sentado también en Público que se cite en el diccionario un parte de guerra de 1919 en el que se atribuyen a Franco, tras ser gravemente herido, “incomparable valor, dotes de mando y energía desplegada en el combate” o que se le describa como “famoso por el frío valor que sobre el campo desplegaba” y “jefe riguroso y eficaz”, al estimar que se define a Franco “desde la hagiografía”. No menos grave les ha parecido que no se califique al general Franco “de dictador” o que se recoja su opinión dada al presidente estadounidense Johnson recomendándole no enfangarse en la guerra de Vietnam (entienden las almas cándidas de Público que esto supone “valorar a Franco como estratega militar de altura”). 

Otras lagunas observadas por Público son que no hayan colaborado “historiadores de la talla de Julián Casanova o Paul Preston” o que no se hagan referencias a la represión franquista, aportando las cifras ofrecidas por Preston (150.000 víctimas inocentes) o Baltasar Garzón (143.353 víctimas).

Que Franco fue un dictador no es un secreto para nadie. Ahora bien, moleste a quien le moleste, fue el suyo un régimen autoritario y no totalitario. Supongo que más de un capitoste de Público habrá vivido buena parte de su vida con Franco en el poder; si hubiesen pasado una temporadita en la Alemania nazi, en la extinta URSS o bajo la férula de Pol Pot en Camboya no albergo la menor duda de que captarían la diferencia entre régimen autoritario y totalitario más allá de trasnochadas propagandas. Por otra parte, efectivamente los recursos humanos y materiales de los republicanos durante la primera fase de la Guerra Civil (hasta bien entrado 1.937) fueron muy superiores a los de los sublevados, y sólo las disensiones internas de aquellos (socialistas, anarquistas, comunistas…menos demócratas de todo) evitaron el fracaso del levantamiento de 1.936. 

Apenas iniciada la contienda, ambos bandos buscaron ayuda allí dónde pudiesen encontrarla, Francia y la URSS en el bando frente populista e Italia y Alemania en el caso de los nacionales. Los “compromisos establecidos” fueron mucho más “estrechos” en el caso republicano, concretamente con la Unión Soviética, hasta el punto de pagar por adelantado la ayuda recibida mediante el expolio de las reservas financieras españolas y convertirse de facto en un satélite soviético, permitiendo a Stalin dictar la política interior republicana, defenestrar a jefes de gobierno y decidir la orientación de las operaciones militares. Nada parecido tuvo lugar en la España franquista, que negoció infinitamente mejor las condiciones para recibir ayuda extranjera y en ningún momento hipotecó la soberanía nacional. 

En lo referente a las actuaciones militares de Franco durante su etapa africana, su valor fue reconocido incluso por enemigo tan acreditado como Indalecio Prieto, y el prestigio con que contaba el joven oficial entre el resto de la oficialidad y los soldados sólo podía deberse a su condición de “jefe riguroso y eficaz”: en situaciones tremendamente arriesgadas en las que el propio pellejo está en juego, el crédito sólo puede obtenerse mediante la demostrada competencia profesional. ¿Estratega militar de altura Franco? Indudablemente no era Alejandro Magno, pero si la solvencia de un militar se demuestra ganando batallas y guerras eso fue lo que hizo Franco, mal que les pese en el izquierdista diario.

Con respecto a consejos dados a mandatarios extranjeros, no fue el del presidente Johnson el único caso. Podría haberse citado también la famosa carta de Franco a Churchill advirtiendo del peligro de una Unión Soviética extendida por media Europa, consejo despectivamente rechazado por el británico, si bien el tiempo habría de dar la razón al jefe de estado español. Contra la creencia religiosamente defendida por Público, Franco no era un zoquete integral y sus capacidades intelectuales no debieron de ser menores.

No habré de ser yo quien cuestione la insuperable talla de Paul Preston… para las labores de agitación y propaganda. Tengan en cuenta que éste es el tío que acusó a Franco de “encerrar a los hijos de republicanos en cuartos oscuros y obligarles a comer su propio vómito”: cualquiera diría que les obligaba a tragarse las obras del propio Preston, obras que encajan perfectamente en la definición de vomitona truculenta. Y la cifra de 150.000 represaliados escupida por Garzón o Preston (obsérvese que se añade el adjetivo "inocentes" para magnificar la crueldad de Franco), cuya ausencia es tan lamentada desde Público, simplemente supone más de lo mismo: vieja propaganda de resabios marxistas que ha sido debidamente rebatida en distintos estudios cuya metodología los hace infinitamente más dignos de crédito que las majaderías de ciertos elementos.

Recapitulando, que hoy la cosa ha sido larga y es hora de ir a cenar:<strong> “el tono panegírico con el que se trata el golpe de Estado olvida el rigor y se entrega a la leyenda”; “desde la hagiografía”; “partidista”. Está claro que los chavales de Público no se están refiriendo al “Diccionario Biográfico Español” editado por la Real Academia de la Historia: yo juraría que están hablando de ellos mismos.

Autor: Rafael Guerra
Publicado el 30 de mayo de 2011

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