Las dos Sorayas: Santamaría (izda) y Rodríguez. |
Como gobierno, el partido socialista se encargó de demostrarnos durante casi ochos años que no valía un pimiento. Era lógico. Ese gobierno estaba presidido por un mocetón de 1,85 pero con la mentalidad de un niño de menos de siete años: antojadizo, incompetente, malcriado, irascible, rencoroso, sectario, vengativo y manirroto, muy manirroto. El sujeto, como no podía ser de otro modo, se rodeó de una serie de ministros elegidos de entre lo peor de un partido político de por sí propenso a darle cabida a los vagos, a los torpes y a los arribistas, o a los arribistas torpes aficionados a vivir del erario, que no siempre es lo mismo pero son condiciones complementarias.
Fue tal la ineficacia de esos ministros, que ni buscándolos a propósito en unas oposiciones a escala nacional (¡uy, qué he dicho: nacional!) se hubiera encontrado una cuadrilla tan sólida de pelafustanes. Y claro, así, con semejante "ganao" y la manga ancha que les daba el "mayoral", se dedicaron en cuerpo y alma a lo único que sabían hacer: repartir cuantiosísimas subvenciones entre sus cofrades, sus adictos y sus cejateros. Practicaron el reparto de tal modo que incluso varios días después de haber perdido las elecciones y mientras poseían el BOE solo en usufructo, es decir, con una leyenda de "se mira pero no se toca", repartieron lo ajeno con el mayor de los ahíncos. Para entendernos: En tales circunstancias de interinidad no debe firmarse al pie de los decretos salvo para cuestiones manifiestamente urgentes en las que nunca cabe incluir una subvención a este o aquel grupo de lesbianas.
De hecho, nos habría salido mucho más barato un gobierno al que le hubieran dado unas perrillas o una VISA oro a cada uno de sus ministros y encomendado la siguiente tarea: "Coge el dinero y vete de compras a El Corte Inglés, pero, ¡por Dios!, no hagas nada en el Ministerio". No fue así, por desgracia para los españoles, y en cada departamento ministerial nos hemos encontrado con un agujero espantoso: Fomento (José Blanco), 40.000 millones comprometidos y unas cuantas obras interrumpidas por falta de pago a las constructoras. Defensa (Carme Chacón), 32.000 millones de deuda en no se sabe qué. Y lo mismo o más, en proporción al presupuesto manejado, en cada uno del resto de los ministerios. Eso sí, la vicepresidenta económica mintió respecto al déficit incluso el mismo día en que Rajoy fue elegido presidente por el Congreso. ¿No es todo esto una enorme losa que España ha debido soportar durante demasiado tiempo?
Pues bien, la otra faz de la losa es un partido socialista que en la oposición se muestra incapaz de admitir (no interesa recordarlo, Rubalcaba nunca estuvo en el gobierno) que cuanto ahora ocurre es consecuencia de la etapa anterior. Por eso hoy, sin ir más lejos, se ha visto en el Congreso cómo la nueva portavoz socialista, Soraya Rodríguez (entre Sorayas anda el juego) se dirigía a Soraya Sáenz de Santamaría y le soltaba una buena filípica, dando la impresión en su arrebato cargado de frases despectivas que el PSOE fuese un partido fundado en febrero de 2012, y por lo tanto de una breve trayectoria inmaculada en la que le asiste el derecho a reprocharle cualquier cosa al PP, que a juzgar por las palabras de la sociata se diría que Rajoy gobierna desde 1978. Es decir, tenemos a un PP culpable de todo lo malo que rodea esta crisis originada en los tiempos de Aznar. Soraya la pepera, pequeña pero matona, ha tenido fácil la respuesta, entre otras frases oportunas ha citado una cifra: 5.200.000 españoles sin trabajo. En verdad que no hace falta más para advertir que el socialismo es igualmente una losa en la oposición.
Autor: Pedro Espinosa García "Policronio"
Publicado el 15 de febrero de 2012
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