jueves, 27 de septiembre de 2018

No hay novedad, señora baronesa


Es el título de una canción muy popular en España, allá por los pasados años 40. Sobre tan conocido tema, no pocos comentarios de prensa, especialmente los de tipo sectario, le atribuyen origen español, afirmándose que es de la década citada e insistiendo en que está inspirada en las penurias que el pueblo español estaba sufriendo en la posguerra. Penurias, convendría aclararlo, debidas a las destrucciones producidas en la zona roja como consecuencia de la barbarie que allí se practicó, puesto que en la zona nacional no faltó de nada e incluso pudo ayudar, inicialmente, a elevar el nivel de vida de todo el conjunto. Y así fue hasta que las consecuencias de la Segunda Guerra Mundial dieron la puntilla a una debilitada economía española sobre la que pesaba, como se ha apuntado, el lastre empobrecedor de esa media España que había sido sometida al ensañamiento de una izquierda frentepopulista en la que el comunismo acabó siendo hegemónico.


Lo cierto es que la canción es de origen francés y fue compuesta, o al menos dada a conocer, en el año 1935. La “protagonista” era una marquesa, que en España fue substituida, por razones de métrica, por una baronesa. La primera vez que la oí, y la canté mucho al ser tan pegadiza, fue en Bélgica, el año 1937. Sus dos primeros versos eran:

Çà va très bien, madame la marquise, 
çà va très bien, ça va très bien.

Pensé, o tal vez me lo dijeron, que era una sátira por la situación europea, con Hitler dando palos a diestro y siniestro y los aliados pasando por carros y carretas. Claro, ¡así todo iba bien!

El argumento es: La marquesa (en español la baronesa), llama a sus distintos palacios, donde es atendida por los respectivos mayordomos. Entre lo que he leído en Google y lo que recuerdo, os remito una letra de la canción, que no es exactamente igual a la primitiva, pero sí más parecida que las que circulan por Internet. Por ejemplo, en una de las estrofas del original, que no recuerdo totalmente, el mayordomo informaba que el señor marqués se había suicidado. Pero, por lo demás, ¡no hay novedad!, ¡no hay novedad!

Este sería un híbrido de la canción:

¡José, José!: aquí la baronesa/ que llegó anoche a la ciudad. /¡José, José! Llamo por preguntarte, /si en el palacio hay novedad/.

¡No hay novedad, señora baronesa! /¡No hay novedad, no hay novedad! /Solo pasó, que anoche le robaron, /las perlas de su collar. /Y que, también, un terremoto /a la techumbre hizo volar. /Por lo demás, la cosa está tranquila, /¡No hay novedad!¡No hay novedad!/.

¡Ramón, Ramón!: Ramón del alma mía, /mi confianza pongo en ti. ¡Ramón, Ramón!, mi mente desvaría, /dime que pasa por ahí/.

¡No hay novedad, señora baronesa! /¡No hay novedad, no hay novedad! /Solo pasó, que anoche cayó un rayo y del palacio hizo un solar. /Y que después, lo que quedaba, /se lo ha llevado un huracán. /Por lo demás, esto es el paraíso. /¡No hay novedad, no hay novedad!/.

¡Manuel, Manuel!: te llamo desde Esquerdo, /donde he ingresado antes de ayer. /¡Manuel, Manuel!: estoy que araño y muerdo. /¡Dime la verdad, criado fiel!/.

¡No hay novedad, señora baronesa! /¡No hay novedad no hay novedad!/ Contesto a usted desde la caseta del perro, /porque el perro, tampoco está. /¡Todo acabó!, ni los bomberos tienen nada  que hacer ya./ Por lo demás, la cosa está tranquila /¡No hay novedad, no hay novedad!/.

¿No os parece que es oportuno traer esta canción a primer plano? Lo malo es que, esta vez, de todo ello somos culpables la mayoría de los españoles, increíblemente obedientes a la voz de un Amo que ignora robos, incendios y huracanes y a lo que parece anhelante de oír como respuesta el consabido ¡No hay novedad!

Autor: Rogelio Latorre Silva
Publicado el 1 de marzo de 2009

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