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Cuando Zapatero haya desaparecido de nuestras vidas, lo que en buena lógica debe suceder dentro de unos 14 meses, si no antes, y como consecuencia de su espantosa política en todas las áreas de gobierno (lo de gobierno es un decir compasivo), se habrá quitado de en medio el mayor responsable de darle alas al nacionalismo cismático y expansionista. Al nacionalismo más atroz.
Tan innoble complicidad de ZP con el nacionalismo, realizada según el método del ‘tente mientras cobro’, es decir, podéis hacer lo que os venga en gana en tanto me apoyéis en el Congreso y yo siga en la Moncloa, ha determinado que en las dos últimas legislaturas hayan surgido no pocos nazis envalentonados que con las excusas más peregrinas aspiran a la ruptura real con España puesto que, en la práctica, hace tiempo que no se consideran de nuestra patria.
Por eso creo que los españoles de corazón deberíamos de comenzar a prepararnos para enfrentarnos a uno de más serios problemas que este sujeto envilecido, es decir, ZP ha ido creando: el nacionalismo expansionista, valga la redundancia si se considera que todo nacionalismo lleva aparejado el deseo de expandirse a sus regiones vecinas. Así sucede con claridad en Cataluña, por ejemplo, donde gentuza como la de ERC ya no se molesta en disimular sus intenciones expansionistas y habla con descaro de: utilizar la independencia como arma para 'liberar' luego a los 'Països Catalans'.
Dicho de otro modo: Si mediante un referéndum los ciudadanos catalanes llegasen a pronunciarse a favor de la independencia, que nadie dude de que los políticos promotores de esa consulta comenzarían a desestabilizar otras regiones españolas a partir del minuto uno de la secesión catalana. En pocas palabras: Nada habría que objetar a la independencia de Cataluña si se produjera libremente y en democracia auténtica (lo que hoy no se da) y ahí se acabara el problema. Pero sí debe objetarse, y mucho, a la puesta en marcha de la segunda etapa nacionalista: el ensanchamiento indefinido de sus fronteras.
Porque al nacionalismo que ahora existe en Cataluña, incluyendo esa hipócrita coalición CiU que juega a inundar sus mítines de ‘estelades’ independentistas y al mismo tiempo afirma en otros ámbitos que no quiere separarse de España, evidentemente no le basta con la independencia de la región catalana, necesita su ‘interland’ imperial a toda costa. O sea, el nacionalismo precisa pedalear sin detenerse o se cae. Y por lo tanto lo quiere todo, todo y todo: Desde Salses a Guardamar y de Fraga a Maó. Es decir, parte del sur de Francia, parte de Aragón, toda la comunidad Valenciana, incluido ese Guardamar que apenas habla valenciano (1) y la totalidad de las Islas Baleares.
Veamos el absurdo que plantea esta gentuza nacionalista: reclaman para sí unas comarcas limítrofes a Cataluña porque consideran que en ellas se habla catalán, aunque en algunos casos haga muchas décadas (a veces siglos) que no se hable (como pueda ser el Rosellón, si exceptuamos muy parcialmente la población de Perpiñán, fomentado en los últimos años con el dinero del Tripartito) o bien sólo se haya hablado un romance similar al catalán pero de muy distinto origen. También reclaman otras comarcas, menuda guasa, porque formaron parte de la Confederación catalano-aragonesa, que es algo que nunca existió aunque a ellos les vale perfectamente puesto que se han creído tal falsedad a fuerza de repetirla.
Y eso para empezar, porque una vez conseguidos los Països Catalans de ‘Salses a Guardamar…’, el siguiente paso será expandirlos con las comarcas, o provincias, que entonces queden vecinas. Como sería el caso de la comarca murciana del Carxe (en español Carche, otra fantasía imaginaria), para luego adentrarse en la totalidad del Altiplano, que comprende poblaciones importantes como Yecla y Jumilla (Iecla y Jumella) y así ocupar poco a poco la totalidad de la Región de Murcia. Y si de otras ‘fronteras’ hablamos, como por ejemplo la de Aragón, una vez ganada la ‘Franja de Ponent’, pues se sigue a paso de buey hasta llegar al Moncayo y asunto resuelto.
Semejante método, propio del más negro expansionismo nazi, a mi juicio debe ser detenido en el punto uno del proyecto: la secesión de Cataluña. Y además debe de hacerse cueste lo que cueste. Al precio que sea, ya que en absoluto se dan las condiciones democráticas para un referéndum libre en Cataluña. Pensemos que de darse esas condiciones de libertad, ahora muy alejadas, no existiría el régimen opresivo actual, que ha sido forjado durante 30 años, basado en el odio y el adoctrinamiento. Y por lo tanto, si la democracia fuese real, a nadie se le ocurriría plantear un referéndum.
De lo contrario, si seguimos mirando para otro lado, les habremos dejado un regalo envenenado (y sangriento) a nuestros hijos. Y aún más allá: a las siguientes generaciones de españoles, que acabarán obligados a defenderse (incluso con las armas) del apestoso expansionismo nacionalista. Por eso creo que cada cual, especialmente ahora que hay elecciones cercanas en Cataluña, se debe reaccionar de un modo firme. Una forma es evitar a toda costa que el voto vaya a cualquier partido nacionalista. Y tan perjudicial como eso es abstenerse, porque así repartes el voto entre todos ellos.
Cada voto es sagrado para frenar a estos ‘atilas’ de nuestro tiempo. Si hubiese que buscar un eslogan apropiado, seguramente no andaría muy lejos de este: ¡Por tus niños, ante todo vota en contra del nacionalismo!
(1) Incluso los redactores de la Wikipedia en catalán, que son de un sectarismo exacerbado, llegan a declarar lo siguiente: El català de Guardamar té com a característica fonamental una forta inpromta del castellà si som fidels a la realitat. Que traducido quedaría más o menos así: El catalán de Guardamar tiene como característica fundamental una fuerte impronta del castellano, si somos fieles a la realidad. Vamos, para entendernos, que allí sobre todo se habla español.
Autor: Policronio
Publicado el 21 de noviembre de 2010
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