domingo, 25 de noviembre de 2018

Elecciones catalanas: Albert Rivera, un candidato prometedor


Albert Rivera ha comentado hace un rato en esRadio que Artur Mas "nos perdonó la vida, cuando dijo que era tolerante y nos dejaría hablar en castellano". No me extraña que Rivera haya destacado algo así, porque cualquier persona con un mínimo de espíritu democrático lo primero que piensa de Artur Mas es esto: 

¡Quien narices eres tú, pedazo de totalitario hipócrita, para dejar, como si de una concesión graciable se tratase, que más del 50% de la población catalana se exprese en su idioma materno! Es más, sería igualmente grave si sólo te referías a esa TV3 cuyo libro de estilo proscribe el castellano. Porque no olvidemos que se trata de una televisión pagada por todos, hablen el idioma que sea. 

Uno escucha al candidato Rivera, al que, por cierto, cada día se le ve más entonado y con unas propuestas más atractivas —no hay duda de que cualquier actividad requiere oficio—, y llega a la conclusión de que hay vida más allá de esa casta política tan embrutecida que viene padeciendo Cataluña, donde todo gira obsesivamente alrededor del idioma ‘propio’ —el concepto más farsante que he conocido en mi vida— y de una obcecación enfermiza de sus políticos por imponerlo al precio que sea, como muy bien ha destacado en un informe del partido UPyD, donde se desvela que sólo en un año la espantosa ‘Generalitat’ arruinada ha invertido más de 2.400 millones de euros en política lingüística. Lástima que UPyD, por razones que no soy capaz de comprender, haya rehusado coaligarse con Ciutadans, formación mucho mejor posicionada de cara a las autonómicas catalanas.

Al respecto del idioma, y sin ánimo de extenderme demasiado, comentaré que me parece magnífica la postura de Ciutadans, en la que se pide que el nivel ‘C’ de catalán deje de ser obligatorio en determinados ámbitos y pase a ser considerado como un mérito. Como meritorio es, sin duda alguna, todo conocimiento que pueda aportarse en un currículo. Es decir, Rivera apuesta por marginar la imposición nacionalista y convertirla en excelencia, en ventaja. Convencimiento versus coacción, ahí está el estilo genuino de un partido amante de la libertad: Ciutadans.  

Autor: Policronio
Publicado el 23 de noviembre de 2010

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