Me he llevado las manos a la cabeza al leer que en la última reunión del Gobierno catalán, puesto que a partir del 28 permanecerá en funciones, la preocupación máxima de esta gente alocada ha sido convertir en obligatorio el uso del pan con tomate. Como suena, obligatorio. Las cadenas hoteleras deberán ofrecer pan con tomate en sus desayunos. Ah, y también embutidos catalanes, gusten o no esos productos. Nada de desayuno continental, ¡qué disparate!, desayuno pueblerino y vas que te matas. O a lo sumo ambos. A lo sumo y a sabiendas de cual será declarado “desayuno propio”, un hecho a partir del cual se invertirán cientos de millones de euros en promocionarlo. ¡Qué tiempos aquellos en que la Barcelona cosmopolita era el referente del resto de España!
¡Qué tiempos los de ahora, con una población catalana sometida a todo tipo de obligaciones afrentosas, las cuales, paradójicamente, no impiden que se siga votando nacionalismo! Las encuestas aseguran que Artur Mas, otro que tal baila, probablemente sustituya a estos paletos de izquierdas que llevan la barretina remachada a sus cabezas, la del convergente sólo irá a rosca y bien lubricada con tres en uno. En cualquier caso, ocupará el poder otro palurdo liberticida si atendemos al hecho de que fue el padre (a pachas con ZP) del actual estatuto catalán.
Y todo seguirá igual de ridículo y opresivo en el charco amarillo, eso sí, ahora a base de pan con tomate obligatorio para los que nos alojemos en los hoteles catalanes.
Autor: Policronio
Publicado el 23 de noviembre de 2010
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