viernes, 1 de diciembre de 2017

Las lenguas en nuestra Historia

Imagen: Wikipedia
Lenguas y dialectos

A veces me he preguntado, filólogos tiene la Santa Madre Lengua, qué idioma se hablaba en Hispania (nombre de la época para el reino visigodo) cuando en el 711 aparecieron los musulmanes en nuestra patria. Y digo en Hispania, porque hablamos de un territorio -la península ibérica- que formaba un reino unitario desde los tiempo de Leovigildo.

Hay quien a ese idioma lo denomina romance o latín vulgarizado o, a juzgar por lo que ahora se escucha, quizá deberíamos llamarle "atlántido", como si hubiese desaparecido arrastrado a la sima del océano, junto al continente mítico, y no hubiese quedado rastro lingüístico de él poco más allá de los primeros abdelramanes.

Si tenemos en cuenta que se calcula en poco más de un millón los islamitas que entraron en España a lo largo de casi 800 años, y que sólo las elites hablaban en árabe, es lógico pensar que los hispanos autóctonos, islamizados o no, conservaran y se entendieran en la península mediante ese latín vulgar que fue evolucionando en las distintas regiones y que creó el castellano, el valenciano, el gallego, el catalán y otros idiomas perdidos ya o casi.

Lo que significa que cuando los aragoneses y catalanes ocuparon la región levantina probablemente encontraron en el pueblo llano una lengua bastante semejante a la que ellos mismos hablaban, de la que adquirieron vocablos y también incorporaron otros. Porque todas las lenguas citadas, como románicas que son, hace más de mil años eran mucho más parecidas entre sí que ahora lo son, ya que no habían sido sometidas a reglamentaciones y a fórmulas que las diferenciasen a propósito, como ocurre por ejemplo con el catalán, idioma en el que si miramos su diccionario enseguida vemos miles de palabras iguales y con el mismo significado que en castellano.

Pero esa igualdad, que los nacionalistas, por razones evidentes, se reprimen de usar, viene reemplazada a menudo por palabras disímiles aunque del mismo significado. Si se trata de escoger un sinónimo, escojamos el de morfología más opuesta, ya que lo  importante es que el catalán no se parezca al castellano aunque cada día se iguale más al francés, ese vecino centralista que ha convertido hace tiempo a todo su territorio en monolingüe.

Si no fuese como yo lo creo, espero que alguien me convenza con datos o argumentos de que a la entrada de los musulmanes despareció de España el latín vulgar o que en Valencia sólo se hablaba árabe cuando la región fue conquistada por los súbditos del rey de Aragón. Porque de lo contrario, la implantación del catalán sólo se justificaría si en Valencia se hubiese cometido un genocidio generalizado de la población autóctona o una improbable expulsión de sus habitantes, también generalizada, que la historiografía no refleja por ninguna parte ni en un caso ni en el otro.

Hay razones para creer que en la región valenciana coexistieron el árabe y el romance, aun cuando la Administración y las clases cultas usaran el árabe, especialmente para las creaciones literarias. También existen razones para creer que el reino de Aragón no exterminó ni expulsó a la mayoría de los habitantes de Valencia. Y no lo hizo, a mi entender, por varias razones: Primero porque los ocupantes se consideraban cristianos y el cristianismo era y es una religión compasiva. Segundo porque el reino de Aragón no poseía la población suficiente como para repoblar el importante reino de Valencia a partir de un territorio vacío. Tercero porque los reyes cristianos fueron conscientes de que la inmensa mayoría de los valencianos poseía origen hispano, aunque buena parte de ellos estuviese islamizada, algo que siempre podría tener la solución inversa a la que se produjo a partir del 711, como creo que así sucedió. Y cuarto, porque esos reyes cristianos, como demuestran los ejemplos de Sancho el Mayor de Pamplona, Jaime I de Aragón o Pedro IV de Aragón, entre otros, no dudaron en llamarse o hacerse llamar rey de las Españas, lo que a mi parecer demuestra que, al margen de intereses particulares o hereditarios, subyacía en ellos la idea de reunificación peninsular puesto que todos los reinos y condados fueron y eran España.

Si además consideramos que en las principales batallas de la Reconquista, como puedan ser Sagrajas, Las Navas de Tolosa, Uclés, Alarcos, etc., varios de los reyes cristianos se aliaron contra nuevos ejércitos invasores, como fueron los almorávides, almohades o benimerines, se entenderá que ante el musulmán hispano, o considerado así, los reinos cristianos actuaban paso a paso, buscando la menor destrucción posible y la asimilación de la población. Lo que no hicieron frente a los tres imperios beréberes citados, ante los que incluso el Papa decretó la Cruzada. 

Y es que la Historia, o al menos la historia elemental que uno conoce y a la que es aficionado, que historiadores tiene la Santa Madre Historia, también nos permite alegar o argumentar sobre un tema candente como es el de las lenguas peninsulares. De modo que, anotada queda mi argumentación de aficionado, repito, y mis preguntas para el que desee contestarlas. 

Artículo publicado el 9 de noviembre de 2004

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