Incluso un diario tan rastrero como es Público (dócil hasta la náusea hacia ZP y por lo tanto hacia el ídolo de éste: Obama) lleva a su portada, bajo el título ‘EEUU cierra en falso la guerra de Irak’, la cobarde espantada obamita que el medio trotskista (ideología de Jaume Roures, su dueño) atribuye a la nación norteamericana. Evidentemente, lo hace en un burdo intento de no implicar directamente a una de las partes de la ‘conjunción planetaria’, al decir de la Pajín.
Otros medios ofrecen titulares semejantes, también destacados y a la par en primera plana. Y varios de ellos inciden igualmente en concederle el protagonismo al estado en lugar de al individuo: ‘Estados Unidos retira de Irak su última brigada de combate’ (El País). ‘Los últimos soldados de combate salen de Irak’ (ABC). ‘La salida adelantada de EEUU desestabiliza al Gobierno iraquí’ (El Mundo). ‘EEUU deja un Irak caótico a los siete años de la invasión’ (La Vanguardia). Como es posible advertir, la prensa es casi unánime a la hora de enjuiciar la defección de Obama. No quiero omitir, al respecto, que el titular más significativo es el de La Razón: ‘El Nobel de la Paz abandona a los iraquíes’.
Es inconcebible una torpeza mayor que la de ir declarando al enemigo, y encima hacerlo con muchos meses de anticipación, en qué momento se dispone uno a practicar la cobardía. Si las tropas de combate norteamericanas se marchan ahora de Irak, lo hacen como consecuencia de un anuncio perpetrado por Obama en febrero de 2009: ‘Dejadme que os lo diga de la forma más clara que pueda: el 31 de agosto de 2010, nuestra misión de combate en Irak habrá terminado’. Es decir, a los pocos días de haber tomado posesión de su cargo y en plenas facultades de ese estado de suma ingenuidad que algunos atribuyen al perfecto pardillo.
De tenerse en cuenta las declaraciones del jefe militar iraquí: ‘Si los políticos me hubieran preguntado, les habría dicho que EEUU se debería quedar hasta que el ejército iraquí esté listo en 2020’, es evidente que Obama no valora el riesgo de una guerra civil entre iraquíes, la cual puede producirse tan pronto como la retirada norteamericana sea total, anunciada también y asimismo irresponsablemente para finales de 2011. Por tanto, el presidente USA tampoco estima la posibilidad de que un Irak fragmentado en territorios sunníes y chiíes pueda caer con facilidad en manos o bajo la influencia de Irán, ese vecino que tiene una cuenta pendiente con la armas químicas iraquíes y al que le falta darle cuerda al reloj otras dos o tres veces para disponer de armamento nuclear.
Irán padeció una millón de muertos o mutilados (muchos de ellos ciegos) gracias al socialista Sadam. Los despóticos gobernantes persas, incluso con su cadáver bajo tierra, no son gente fácil de contentar sin que medie otro millón de muertos de represalia. Es el ojo por ojo de las razas semitas (una vida arrebatada sólo se paga con otra vida) y Barack Hussein Obama, aun cuando recibió educación islámica en su niñez y juventud (pasó por Yakarta en dos etapas de su vida), no parece que se haya enterado de en qué consiste la ley del Talión.
Si Irán se hace a medio plazo con el control del territorio iraquí, para lo que cuenta con numerosos simpatizantes entre la población chiita, mayoritaria en Irak, habrá dado el primer paso en la creación de ese califato universal al que tanto aspiran los musulmanes más fanatizados, que los hay a patadas. Lo que significa que Jerusalén (y por ende todo el territorio israelí) se pone a tiro de piedra de los misiles iraníes. Pero también se habrán puesto a tiro de los ayatolás esas otras teocracias o reinos en la zona cuyas poblaciones no parecen muy propensas a rechazar el califato: Arabia y Jordania, además de una Siria plagada de refugiados palestinos.
Para lograr que todo el Oriente Próximo se desplome como las fichas de dominó, nada más práctico que salir zumbando de allí. La pregunta del día podría ser esta: ¿Sabrá Obama lo que se trae entre manos? O es que quizá lo sabe demasiado bien. En cualquier caso, de no haberse producido ya la debacle, esperemos que los votantes norteamericanos pongan a cada cual en su sitio en noviembre 2012. Y también en España, como mucho en marzo del mismo año, por supuesto.
Autor: Policronio
Publicado el 20 de agosto de 2010
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