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Jordi Pujol, el abuelo Cebolleta ha sido el impulsor rabioso, a horas 24 y durante toda su vida, de un nacional-separatismo tan cateto como farsante, entre cuyos métodos principales para lograrlo destacan la corrupción (enriquecimiento personal y de Convergencia), el adoctrinamiento de la población (en los colegios y a través de los medios de difusión controlados -TV3- y/o subvencionados) y el pasarse las leyes por la entrepierna, naturalmente con la anuencia del gobierno de España, fuese del PSOE o el PP. |
Cada vez que el abuelo Cebolleta
cuenta una de sus batallitas, salpicadas todas ellas de una fantasía desbordante sobre lo que nunca existió, acaba por soltar una parida que no se sostiene ante cualquiera que sea capaz de pensar durante treinta segundos. En esta ocasión, Cebolleta ha declarado lo siguiente: ‘
El encaje entre Cataluña y España se encuentra con una barrera infranqueable’.
Eso sí, después de recordar lo consabido: ‘
afirmación de país, de lengua y de identidad’, no nos dice cuál es esa barrera. No obstante, la deducción no puede ser más sencilla. La barrera puede describirse de un modo comprensible para cualquier demócrata:
Lealtad a España. Esa lealtad que Cebolleta jamás ha practicado al haber preferido “afirmar”, siempre por los caminos más desleales, que el único país es Cataluña, la única lengua el catalán y la identidad única la catalana. Con tu pan te lo comas, Cebolleta, ojalá que a no tardar se cumplan al máximo tus tres deseos: país, lengua, identidad. Así espabilarán de una vez los que os han venido votando cuando comprueben que una Cataluña rica y privilegiada dentro de España se convierte en lo contrario gracias a un nacionalismo despótico que ya no tendrá a quien culpar.
¡Qué a gusto van a quedarse muchos españoles cuando soltéis amarras 'identitarias'! Me refiero a esos numerosos independentistas a la contra, hastiados de tener que soportaros y locos por echaros de España. Que no os quepa ninguna duda: contra lo que afirmáis los cismáticos desleales, el número de independentistas no aumenta en Cataluña, al menos en la proporción que os gustaría, pero sí lo hace aceleradamente en España. Yo aún no me he decantado por echaros, pero navego entre dos aguas según el día y el estado de ánimo.
Autor: Policronio
Publicado el 21 de agosto de 2010
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