Cómo será de inaceptable el atropello que la SGAE logró perpetrar en un concierto benéfico en Almería, devolviera o no el dinero a posteriori, que hasta el diario Público, nada sospechoso de disentir de la política zapaterina —recordemos que la SGAE se ha convertido en lo que es porque se siente respaldada por ZP—, clama al Cielo a través de las manifestaciones de un diputado del PP y dedica toda una página a destacar lo que dice Rafael Hernando, quien, entre otras verdades como puños —al decir de las opiniones que uno va viendo aquí y allá—, declara que en la SGAE son una “auténtica banda de sanguijuelas, chupones y golfos recaudadores”. Y es que debe aclararse, además, que en otras circunstancia la incómoda noticia habría pasado desapercibida para los de Público, o a lo sumo destacada en una simple nota del tamaño de un sello de correos.
Es más, a propósito de la devolución propagandística que la SGAE practicó después del atropello, Hernando aseguró que: “Hay muchos otros casos similares que no se han corregido porque no se han conocido”. Y quien afirma algo así, debe estar muy convencido de lo que dice porque sabe que se juega la querella.
No en balde los de la SGAE poseen una segunda característica: Son los más rápidos a este lado del Pecos a la hora de querellarse con el Lucero del Alba, de lo que cabe deducir que una buena parte de los beneficios de esa sociedad de “golfos recaudadores” —en palabras del Hernando— va destinada a su sección jurídica, en la que sospecho que hay “oberbuking” de abogados y se practica la silla caliente, es decir, fijo que más de uno de los letrados debe permanecer en la antesala hasta que cualquiera de sus colegas se levante, camino del Juzgado, y le ceda el asiento, la mesa y el PC, donde redactará la nueva demanda.
¿Que cuál es la primera característica de la SGAE? Se entiende que tras la “virtuosidad recaudatoria”. Fácil, amigos: La compra de palacios, una actividad de lo más socialista y solidaria —valga la contradicción—, que sin duda justifica plenamente el respaldo de Zapatero a tan noble causa. Y que nadie ose anotar la menor duda sobre lo muy acertado de coleccionar palacios.
Autor: Policronio
Publicado el 6 de mayo de 2009
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