Sr. Manzaneda: He tardado en contestarle porque he preferido localizar antes y leerme la pastoral del cardenal Segura, fechada el 1 de mayo de 1931 y publicada el 7 o el 8 del mismo mes, según fuentes. No sé si usted la conoce, aunque más bien lo dudo, porque podría jurarse que lo de "actitud agresiva contra la República" del Cardenal dista mucho de ser cierto. Luego me da la impresión que anda usted poco documentado, al menos en este aspecto.
Sucedió todo lo contrario, como puede comprobarse en algunos párrafos que entresaco: Innecesario es, por sabido por todos, hacer constar que la Iglesia no siente predilección hacia una forma particular de gobierno. Podrá discutirse en el terreno de los principios filosóficos cuál es la mejor, y aún puede suceder que entre los filósofos cristianos haya cierta unanimidad en preferir un determinado régimen; pero la Iglesia, sobre este punto, ha reservado su parecer. A la luz de estos principios, fácil es determinar cuáles son los deberes que incumben a los católicos con relación al Gobierno provisional que actualmente rige los destinos de nuestra Patria (...) Es deber de los católicos tributar a los Gobiernos constituidos de hecho respeto y obediencia para el mantenimiento del orden y para el bien común.
El Cardenal, como monárquico que era, tuvo en la carta un recuerdo para Alfonso XIII. A continuación, apoyando sus argumentos en varias encíclicas papales, pidió que ante las elecciones constituyentes de junio los católicos votasen a los partidos respetuosos con la Iglesia y el orden social, sin llegar a citar a ninguno de esos partidos. De modo que nada más natural para un prelado de la Iglesia que el hecho de dar su opinión en unas circunstancias tan radicalizadas.
Luego esa pastoral, que usted relaciona como posible causa de los incendios, es muy difícil que fuese el detonante de los mismos, salvo que la prensa de izquierda de la época adulterara el contenido de la pastoral, quizá entresacando párrafos que fueron "aderezados" o editorializados, e incitara así a las masas. Por supuesto que no aseguro aquí el comportamiento farsante de la prensa izquierdista, ahora bien, visto que a todos nos ha llegado la idea de que la pastoral del cardenal Segura fue de “actitud agresiva contra la República”, es evidente que uno o varios medios faltaron a la verdad y tal actitud es la que ha prevalecido en la historiografía izquierdista de la que diríase que usted bebe.
Lo que sí parece el detonante de la violencia contra la Iglesia, es una reunión que se celebró el 10 de mayo en Madrid, con motivo de la inauguración de un Círculo Católico en la calle de Alcalá, destinado a la organización de las candidaturas monárquicas ante las Constituyentes próximas. De los locales del Círculo, que tenía los balcones abiertos, en el momento de ser inaugurado surgieron de su interior las notas del hasta poco antes himno nacional. Los acordes de ese himno fueron escuchados por los asistentes a una manifestación que se dirigía hacia la sede del ABC, diario igualmente monárquico y de gran arraigo católico como es sabido. Los manifestantes, tras intentar derribar las puertas del Círculo (lo impidió la llegada de la Policía, que curiosamente se llevó detenidos a varios de los directivos monárquicos) continuaron hasta la sede del ABC con intención de incendiarla. El asalto fue igualmente impedido por la Policía (otras fuentes hablan de la Guardia Civil), pero en los violentos enfrentamientos murieron dos personas y varias más resultaron heridas, y ello contribuyó decisivamente a preparar la lamentable “quema de iglesias y conventos” del día 11.
Aún así, existen precedentes de violencia o amenazas contra la Iglesia, anteriores a la Pastoral. Los políticos que formaban el Gobierno en funciones las habían vertido durante semanas en sus mítines incendiarios, causa cierta, esta vez sí, del fanatismo antirreligioso que luego se extendió entre las masas y que a su vez, unos meses más tarde, fue refrendado mediante una constitución y un comportamiento del Gobierno tan grave y ofensivo hacia la Iglesia como había temido el Cardenal y quedó reflejado en su carta del 1 de mayo.
Pocos meses antes, en 1930, hubo un intento de asalto e incendio en el palacio del obispo de Málaga. El 15 de abril de 1931, se intentó sin éxito (logrado en mayo) asaltar la Residencia de los Jesuitas y el Seminario. A partir de esa misma fecha, 15 de abril de 1931, comenzaron a llegar telegramas al Ministerio de Gobernación, en el que los alcaldes de la República pedían instrucciones. Uno de los telegramas típicos pudiera ser este: “Instituida la república en esta localidad, ¿qué hacemos con el cura?”. El mismo 10 de mayo de 1931, cuando apenas se conocía fuera de Toledo la Pastoral del Cardenal, en Villalafuente (Palencia), fue asesinado Sotero de Diego, párroco del pueblo, de una paliza e incluso le clavaron un palo en el suelo.
En fin, para qué seguir. Baste decir que los actos de violencia y crímenes sangrientos contra los católicos indefensos —clero o seglares— fueron interminables a lo largo de los siguientes ocho años. Y no, la culpa de todo ello no fue de una pastoral, sino del instinto criminal que anidaba en muchos de los políticos de la época, los cuales consintieron que a menudo hablase el furor de las masas.
Aquí puede leerse completa la Pastoral cardenal Segura (1-5-1931).doc
Autor: Policronio
Publicado el 19 de agosto de 2008
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Comentarios moderados.