El "taliboina" Juan José Ibarretxe. |
Según nos informa Libertad Digital, “Ibarretxe financia un estudio para conocer los secretos del ADN vasco”, o sea, para conocer lo que no se puede contar en público y a deshora del ácido desoxirribonucleico, que, a juzgar por donde se ha ido a hacer el trabajo en cuestión, Idaho, USA, debe ser la pera, la comisión, digo, con lo cerca que le pilla Mondragón.
Otro ejemplo más de derroche de dinero público, cuando, de seguro, entre los vascos y las vascas, y no digamos entre los demás españoles y las demás españolas, habrá más de uno y más de una, dispuestos o dispuestas a hacérselo gratis total, o sea, al modo en que viaja la familia socialista.
Basta pues con mirarle a la cara, de la que dicen es el espejo del ADN, parafraseando al poeta, con cierto detenimiento, para llegar a la conclusión de que su ADN, o sea el de Ibarretxe, no puede ser otro que el del orangután, o el de la orangutana. Y si no al tiempo. Razón de más, para acelerar la aprobación parlamentaria y posterior desarrollo reglamentario del Proyecto Gran Simio. No vaya a ser, que encima tengamos que pasar la vergüenza de tener un representante del Estado desprovisto de los más elementales derechos.
Y cuando se aburran de mirarle a la cara al manirroto, pues se pueden entretener un rato mirándosela a Odón Elorza, otro que tal baila, más conocido por Odón, Korazón de León, no por lo valiente, sino por lo dormilón. O a Pachi López, cuyo ADN, a juzgar por la simpleza que luce el buen muchacho, debe tener más agujeros que la capa de ozono en una pesadilla cualquiera de un monje algoriano.
A de Juana Chaos no hace falta mirarselo ni miajita, basta con fijarse en el de las hienas.
Autor: Carlos J. Muñoz
Publicado el 20 de agosto de 2008
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