Si algo está claro a estas alturas de la legislatura, es que todas las fuerzas políticas dispuestas a liquidar la milenaria nación española parecen haberse puesto de acuerdo para remar contra la unidad nacional. Y aunque la estrategia de los voceros sociatas es la de echar balones fuera, es decir hacia el PP y la Cadena COPE, como si encima estos tuvieran la culpa de los desaguisados de José Luis Rodríguez Zapatero, lo cierto es que España atraviesa por uno de los peores momentos de su Historia como nación.
Y es que, amigos de Batiburrillo y Red Liberal, la democracia española, aunque aparentemente consolidada, cuenta con un grave problema de fondo: la negativa de todo el arco parlamentario nacionalista e izquierdista radical a aceptar el asentamiento definitivo de España como un país de ciudadanos libres e iguales. He aquí el núcleo de la cuestión.
Este es el momento en el que las fuerzas disolventes, desde El País hasta Público, pasando por la SER o por Pepiño, altavoz de la estulticia progre más casposa, se empecinan en culpar al PP de la falta de responsabilidad del actual Gobierno socialista, comenzando por José Luis Rodríguez Zapatero.
Porque fue Zapatero quien dijo que "la nación española es un concepto discutido y discutible".
Fue Zapatero quien dijo que “cada uno se puede llamar como quiera, unos regiones, otros nacionalidades, alguno nación”.
Fue Zapatero quien dijo que los vascos y los navarros "serán lo que quieran ser" .
Fue Zapatero quien dijo que los catalanes tendrían el Estatuto "que los ciudadanos voten el 18 de junio".
Ha sido Zapatero quien ha dado el visto bueno de la consideración de Cataluña como nación, negando a España tal condición.
Fue Zapatero quien defenestró a Redondo Terreros de la dirección del PSE.
Fue Zapatero quien dió el visto bueno al Gobierno conjunto en Cataluña con los secesionistas de Esquerra. Los mismos que amenazan de muerte a Rivera o queman fotografías de la Familia Real.
Autor: Smith
Publicado el 3 de octubre de 2007
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