Condecoraciones de 'Camisa vieja', denominados así a los militantes de primera hora de Falange, como fue el caso del autor de estos artículos, el Sr. Latorre (q.e.p.d.) |
La mayor parte de mis relatos se refiere a hechos sucedidos en Madrid. Su razón es la señalada por el señor Beleguino en su comentario 2 a la entrega II de "La dialéctica de los puños y las pistolas": El autor de estos párrafos pertenecía a la Primera Línea de Madrid, escuadra 24 de la Cuarta Centuria, en la que estuve encuadrado desde mayo de 1935 hasta que se inició la guerra. Es la forma que he tenido para estar seguro de que lo que relato es cierto. No la de escribir maquinalmente o basándome poco más que en lo que otros “me han dicho”, porque cuando me he referido a información relatada por un tercero, también lo he especificado y evidentemente puesto en cuarentena.
Nunca he pretendido presentar a Falange como una organización impecable, digna de la santificación. Pero sí demostrar que las acciones violentas llevadas a cabo por ella, como se desprende de los datos que aporto, no tuvieron comparación con las efectuadas por los socialistas. Éstos les superaron, en mucho, en sus crímenes y además fueron los que iniciaron la violencia.
Con anterioridad al Alzamiento Nacional, creo imputable a los falangistas de Madrid, como en forma dispersa he relacionado en estas Memorias: el caso “Juanita Rico”; la represalia originada por la muerte de los dos obreros falangistas que trabajaban en el derribo de la plaza de toros vieja de Madrid y la motivada por los tres asesinados en el bar Roig. También la muerte del magistrado señor Pedregal, que tuvo lugar en la calle de Covarrubias de Madrid. Nada puedo asegurar en cuanto a los autores de la del teniente Castillo, pero sí la convicción moral de que no fueron los falangistas. Tal vez, los tradicionalistas.
A este respecto, alguien con dotes de investigador y tiempo suficiente para ello, si es que lo considera de interés, tal vez podría obtener información adicional si lograse reconstruir los movimientos del tradicionalista Juan de Dios Fernández Cruz, cuando Castillo fue abatido. Juan de Dios fue asesinado por los rojos durante nuestra guerra. Nunca creí, ni creo, que tomase parte en la muerte de Castillo, pero siempre estuve intrigado por la razón de su presencia en el lugar del hecho. Según información, que al alcance de todos está, Castillo recibió los disparos prácticamente abrazado a Juan de Dios. Difícil es la investigación, por el tiempo transcurrido, pero asuntos en peores condiciones han sido afortunadamente indagados. También podían haber sido los mismos socialistas, como en algunas fuentes he leído. Cualquiera pudo ser, pero no los falangistas. A Faraudo no sé quien pudo atacarle, pero no es disparatado pensar que el atentado lo llevaron a cabo los de la UME (Unión Militar Española). En aquella “añorada” y “feliz” República, todos mataban. Unos, poco; otros, mucho, y otros, muchísimo. Pero lo hacían todos.
No tengo conocimiento de ninguna otra acción de Falange en Madrid. A quien lo sepa, le ruego relacione las que conozca. Pero en forma concreta: nombres, lugares, circunstancias, situaciones. Las mentiras o las vaguedades, de nada sirven. Desde luego, espero que no consideren la muerte de Joaquín de Grado como una represalia falangista. Antes, quien lo dude, que lea en Batiburrillo mi artículo sobre La muerte de Joaquín de Grado y otras ampliaciones al respecto.
Autor: Rogelio Latorre Silva
Publicado el 10 de septiembre de 2007
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