He llegado a escribir que Rajoy ganará las próximas generales. Lo hice hace unos ocho meses. Lo creía así, y lo argumenté, pero ya no lo creo. No, al menos en estos días de verano. Rajoy es una persona con espíritu de funcionario que no ofrece la “tensión” constante que hace falta ni las iniciativas necesarias para que sus posibles electores mantengamos la ilusión y propaguemos entre nuestros allegados la necesidad de expulsar a los incompetentes del poder. Tal circunstancia determina que se vayan desinflando las ilusiones, como es mi caso, y acabemos por creernos que esto no tiene arreglo y por votarle a uno de esos partidos residuales de los que sabemos que no van a ganar nada pero exponen un programa atractivo.
Un personaje que parece opina del mismo modo, quizá no tan desinteresadamente como yo, es el periodista Pedro J. Ramírez, que da por hecho que ganará ZP, salvo que Rajoy tome la decisión de poner a Rodrigo Rato en primera línea de la campaña y con un puesto clave en las listas. Esta información la he leído hace un momento en El Semanal Digital, ya que la “sábana” dominical de Pedro J. es de pago y uno no está tan interesado en lo que este señor escribe como para abonarse y pagarle una pasta.
Rajoy actúa a ráfagas, como esos vientos extraños que de la brisa pasan en segundos a lo más alto de la escala. Apenas faltan seis meses para que las elecciones se convoquen, si es que no se anticipan algo, y el PP en pleno ha decidido echarse la sienta durante todo el verano, cuando precisamente se suceden tantas y tantas demostraciones del mal hacer de este gobierno zapaterino, como son los incendios incontrolados o los numerosos fallos en las infraestructuras y medios de transporte, sin que de ello se extraiga, como sería obligación, ningún rédito electoral para la derecha. No, Rajoy no posee espíritu de killer y por lo tanto ahora creo que ZP, doctorado en transgresiones a la ley con cero secuelas de coste electoral, está en condiciones de neutralizar sus principales fallos.
Veamos, a Zapatero pueden reprochársele especialmente dos errores enormes, su deslealtad hacia España como nación, dentro de la cual se incluiría el nuevo estatuto de Cataluña, y sus cesiones al mundo etarra. Pues bien, para contrarrestar esa impresión que muchos tenemos de hallarnos ante un Gobierno nada patriota, en los próximos meses nos hartaremos de ver continuas alusiones de los socialistas a España y a la nación. De hecho, la propaganda en tal sentido ya ha comenzado mediante una serie de campañas institucionales en televisión que siempre concluyen con el mensaje subliminal de una voz que dice: “Gobierno de España”. Se trata de imbuirles a los ciudadanos que Zapatero gobierna y que lo hace por y para España. Y calará el mensaje, ¡vaya si calará!
En cuanto al tema de la ETA, estamos viendo con claridad que la banda no atenta para no darle el poder a la derecha, lo que probablemente está pactado, y que en las últimas semanas se detiene a ciertos terroristas más o menos quemados, lo que igualmente podría suponer, en el caso más favorable para el Gobierno, que se estuviera produciendo una lucha interna dentro de la propia organización terrorista y que se haya ido, previos chivatazos de la facción contraria, a por los partidarios del hasta hace poco jefe etarra, un tal Txeroki.
¿Cuándo se ha visto que durante el verano, casi a mediados de agosto, no se haya producido un rosario de atentados en las costas españolas? No hablo de muertos, pero sí al menos de la detonación de unos cuantos coches-bomba que a muchos les altere y amargue las vacaciones. Este sería el primer año. Luego lo atribuyo a la habilidad de la gente de ZP para hacernos creer que ha pasado de la negociación con los etarras a la ruptura firme con ellos y al máximo grado de eficacia policial. Y sin embargo todo es una farsa acordada, en la más pura lógica, que mantiene al ralentí los motores del contubernio entre el PSOE y la ETA, del que también forma parte la cesión temporal a UPN del gobierno de Navarra. En espera de…
Nos hallamos, pues, ante una pandilla de inmorales que no son capaces de gobernar con decencia pero que son más listos que el hambre para mantenerse en el poder o llegar a él. Lo sensato es reconocerlo. Saben lograr a la perfección, mediante la propaganda más hipócrita, que muchos votantes se traguen sus ruedas de molino: Si hay que declararse español hasta la muerte durante unos pocos meses, uno se declara “Gobierno de España”, a todas horas y en televisión. ¡Y punto! Son maestros, asimismo, en la ocultación de sus fechorías, de las que siempre responsabilizarán al PP, como ha sucedido hace poco con los desahogados ministros de Sanidad o Fomento. Pepiño, chamán del partido para el votante gárrulo, a su vez no para con su soniquete de “Marianico el Breve”. Y también cala, ¡vaya si cala!
A todo este mundo propagandístico de cinco estrellas y cuarto que ofrece el socialismo zapaterino, ¿qué antepone Rajoy o su cúpula directiva? El rumor de las olas acariciando la arena de las playas en los crepúsculos del largo y cálido verano. Perdón por la cursilada. O dicho de otro modo: No hay sesiones parlamentarias, único terreno donde el jefe de los populares se encuentra a gusto —cuidado, ZP comienza a cogerle la medida—, y por lo tanto Rajoy, junto a esa media docena de portavoces cariacartonados de los que se rodea, se halla —es un decir— en la más puritita situación de missing person. Y en estas condiciones, de ahí que haya cambiado de opinión respecto a mi artículo de primeros de año, lo lógico es que ZP vuelva a ganar. Los socialistas no son buenos gobernando, todo lo contrario, pero dada su falta de escrúpulos son inmejorables vendiéndonos la burra. Recordemos: “Gobierno de España”. Hipocresía 100%.
Autor: Policronio
Publicado el 12 de agosto de 2007
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