Zapatero volvió a ganar en el 2008. La gente se echaba las manos a la cabeza, no podía entender que un político tan impresentable lograse revalidar mandato. |
¿Por qué creo yo que Mariano Rajoy ganará las próximas elecciones generales? Muy simple, porque le asiste un partido político de gente seria —imagen que sigue dando en las comunidades que gobierna y en las propuestas que lleva al Parlamento—, que además trabaja diariamente a fondo y en beneficio del conjunto de España, mientras que el actual Gobierno y su partido son muy dados a la improvisación y al parche para solucionar unos problemas que a menudo han creado ellos mismos o, simplemente, se refugian en la dejadez-cesión ante las iniciativas que toman unos socios en incremento de radicalidad, a los que no pueden controlar por estarles sometidos parlamentariamente o a través de acuerdos antidemocráticos al estilo Tinell. Y eso por no hablar de lo que mucha gente comienza a cuestionarse formalmente: ¿Qué motiva la sensación que ofrece Zapatero de estar atrapado por los vagones?
Ahora bien, lo más probable es que el PP gane rozando la mayoría absoluta, aunque sin alcanzarla, ya que son demasiados los medios informativos a los que no les conviene que gobierne la derecha y se liberalice realmente un mercado audiovisual que ahora se encuentra cautivo y en manos de tres o cuatro grupos, situación aplicable sobre todo a determinadas comunidades autonómicas, donde se da el caso de auténtico monopolio informativo a favor de los nacionalistas, eso sí, gracias a jugosas subvenciones de por medio. Pero no solo es cosa de los nacionalistas, una situación tan sangrante o más es la de Canal Sur en Andalucía, cuyas dos cadenas permanecen 24 horas diarias al servicio del socialista Chaves y al unísono no cesan de difaman cuanto pueden al PP. Y si una situación tan anómala se llegara a controlar, lo cual sería posible con un gobierno liberal que privatizase las autonómicas mediante la ley adecuada, representaría acabar con la gallina de los huevos de oro que han disfrutado tantos años los vividores del cuento.
Así, pues, creo que Rajoy ganará justito para gobernar, pero ganará, porque es demasiado espeluznante la inmoralidad en todos los órdenes que demuestra a diario esta gente que ahora manda, y comienza a calar. Además creo que Rajoy gobernará porque CiU y los de Coalición Canaria —quizá bastase con los últimos— pueden llegar a verse en la oposición una larga temporada y necesitan mojar pan en el poder del Estado para sobrevivir. Ah, y que conste que a nadie le conviene un gobierno del PP en minoría muy cualificada, que sería otra opción a considerar para que los de CiU y los canarios lo apoyasen, puesto que representaría correr el riesgo de nuevas elecciones generales al cabo de año y medio o dos años, pero convocadas por Rajoy desde el poder y con la experiencia del 11-M a sus espaldas. No habría SER ni ZP creíbles llegado el caso, por más pasacalles pancarta en mano que se diesen y más sedes asaltadas en directo que se retransmitieran. Entre otras razones, porque los simpatizantes de la derecha no nos íbamos a quedar en casa de nuevo, acobardados como entonces, después de comprobar el tremendo asalto a las instituciones españolas de los socialistas y sus socios carroñeros.
Zapatero comenzó su andadura de gobierno contentando a determinados colectivos, básicamente dos: Homosexuales y sedicentes miembros de la “cultura”. A los primeros les regaló una ley de matrimonio de lo más antinatural, que apenas han ejercido unas 1.200 personas en el último año —frente a 240.000 bodas heteros—, lo que demuestra que la necesidad de ese matrimonio se creó artificialmente en lugar de intentar solventarse una carencia de la ley en relación a la convivencia entre personas del mismo sexo. Es más, a esos matrimonios —gays o heteros— se les incorporó el denominado divorcio “Express”, que ha llevado a numerosas parejas gays a ejercerlo tan pronto han podido. Un ejercicio, dicen, especialmente propenso entre las lesbianas.
A los segundos, o sea, a los que se declaran “cultos” con el dinero ajeno, ZP los ha subvencionado desvergonzadamente y les ha dado voz —y mucha pasta— en las cadenas de televisión adictas a la izquierda, que son casi todas las que manejan algún presupuesto de consideración, es decir, las cadenas nacionales. Y eso es así, porque a su vez el gobierno socialista sacó una ley que obligaba a esas televisiones a invertir una parte nada despreciable de sus cuantiosos beneficios en producciones cinematográficas o series propias, producciones donde los titiriteros de toda la vida, con el carné de “culto” entre los dientes, suelen acudir a pastar a los diversos pesebres-platós. Lo que demuestra la condición izquierdista profunda de todos esos “actrizos” y “actoras”, bastantes de ellos refugiados detrás de Almodóvar —metafóricamente hablando —, siempre y cuando tengamos en cuenta que la “profundidad” izquierdista arrancó en no pocos casos con la muerte de Franco.
Pero hay otros colectivos, cada día más numerosos y decepcionados, que van tomándole el número a este gobierno de haraganes y farsantes. Así, no fue nada extraño ver reunidos a tres mil amigos de ZP, todos vestidos de verde y con tricornio, que le expresaban agradecimiento a pleno pulmón y al grito unánime de “Zapatero embustero”. Lo mismo podría decirse de esos militares que, según el ABC, le están enviando miles de cartas al Presidente. Parece que no quieren dejar de “felicitarle” por el apaño que les ha hecho en las retribuciones. Sí, esa hombrada que se marcó Bono y que nadie sabe todavía en qué va a quedar.
Otro tanto podría decirse de las víctimas del terrorismo, cada día más “contentas” con los socialistas, gracias a ese diálogo universal que proponen con cualquier grupo de delincuentes, a poder ser terroristas vascos. No hablemos ya de los propietarios de viviendas desocupadas, que tendrán que pagar una pasta en determinadas regiones si no quieren que les expropien o permitan que los okupas las tomen al asalto. O de los asalariados en general, que han visto rebajado su nivel de ingresos en 1,6 puntos de promedio, como consecuencia de unos incrementos de nóminas no acordes al alza de precios que este gobierno no ha sabido frenar. Y para qué hablar de la emigración ilegal y la delincuencia, tan relacionada una con la otra.
Mientras, como digo, el PP no deja de trabajar en asuntos de Estado y está preparando ya un programa de gobierno. La Razón nos cuenta hoy que el líder de los populares, al parecer en plena forma, ha comentado que la unidad que propone José Luis Rodríguez Zapatero es imposible porque es un nuevo “engaño”, ya que éste sigue empeñado en la estrategia del diálogo y la negociación con ETA. “No rompe porque no puede, porque no quiere o por las dos cosas a la vez”. No hay duda alguna que, a diferencia del bobo solemne, Rajoy tiene las ideas claras y al fin —sí, al fin— ha calado al desastroso individuo que nos desgobierna. Ahora sólo falta que el 3 de febrero, en la manifestación de Madrid, acuda el número suficiente de españoles. Un número elevado de manifestantes serviría para demostrarnos nosotros mismos que el cambio es posible y que los gobernantes nefastos pueden engañarnos un tiempo, pero no todo el tiempo.
Autor: Policronio
Publicado el 23 de enero de 2007
PD (10-05-2018): El PP acabó por ganar, pero no lo hizo en 2008, sino casi cuatro años más tarde. Eso sí, su mayoría absoluta fue desbordante, lo cual no sirvió para casi nada, puesto que Rajoy se ha dedicado a la vagancia en casi todos los temas salvo en la economía. Y ahora menudo problemón tiene el PP al ir cayendo en todas las encuestas. Es lo que merecen. Los peperos se lo han buscado ellos solitos ya que su ideología (oída al propio Rajoy) consiste en "intentar no molestar".
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