viernes, 11 de mayo de 2018

Cómo acabar (mediáticamente) con María Antonia Iglesias

María Antonia Iglesias.

¿Está usted harto de sintonizar la televisión o la radio a cualquier hora y sobresaltarse con la aparición de una mujer inagotable de aspecto horroroso que bien podría denominarse el monstruo del Lago Ferraz? ¿Está usted cansado de soportar, como anoche tuvimos que hacerlo miles de españoles, que esta estalinista de tomo y lomo, vaya llamando “fascista” (hasta tres veces, anoche le espetó a Ignacio Villa) a quien le dé la gana con la aquiescencia de presentadores y resto de tertulianos? ¿Está usted hasta las narices de este engendro? Pues siga el siguiente consejo de Batiburrillo: Cada vez que aparezca en un programa de radio o televisión, haga zapping. No le den más vueltas. Así, sin más. Sin “cordones sanitarios” ni frentismos barriobajeros. Sólo hay que mover el dedo pulgar de la mano derecha y apretar el mando de la tele o de la radio. Y punto.


Que aparece la Iglesias por la tertulia de Telemadrid. ¡Zas! Pasamos a Antena 3. Que dicha tertulia le interesaba, pues cada vez que tome la palabra la ex directora de los servicios desinformativos de la Telefelipa ¡Zas! Zapping al canto… Y al rato regrese a la tertulia. Que usted es masoca o sencillamente le gusta estar “informado” de los puntos de vista del polanquismo y a medio día conecta con los Ekaizer, San José (el malo) y la Iglesias, dirigidos bajo la inefable batuta de García Campoy, esa progre que trabaja al unísono para el vocentismo y el polanquismo… Pues cada vez que hable la Iglesias ¡Zas! Pasamos a la tertulia de Telecinco. Aunque nos lleven a Pepiño o a cualquiera de sus mariachis. Que un sábado por la mañana va conduciendo el coche con Punto Radio porque no hay cobertura para otras emisoras y una voz estremecedora de una desaforada chekista le lleva casi a un accidente de tráfico. ¡Zas! Ponga Kiss FM, que seguro que es más relajante.

A partir de aquí, todo es muy sencillo. Las audiencias de los programas bajan progresivamente, hasta que finalmente se hunden… Los moderadores van quitando la “palabra” (el insulto, queríamos decir) a la amiguísima de Javier Arzallus y los directores de los programas no tienen más remedio que tomar medidas o hundirse con la susodicha sectaria, en plan los últimos de Filipinas. Verán cómo poco a poco dejan de contratar a la insultona profesional, a la par que recuperan cuota de pantalla o audiencia de radio. Verán…

Autor: Smith
Publicado el 24 de enero de 2007

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