jueves, 7 de junio de 2018

ZINSA (II)

Cartagena (España), tres mil años de historia dejados de la mano del poder central en diversas etapas, la última de ellas y más sangrante, por lo injusta, a cargo del socialista Zapatero.

En mi artículo anterior sobre ZINSA se comentaba la promesa que ZP hizo el pasado día 11 a los empleados de Española del Zinc: “Lo vuestro está resuelto en una semana”. Ha transcurrido esa semana y ahora la ministra de Vivienda tiene la desfachatez de convocar a la empresa y a los trabajadores a una reunión para el 29 de mayo en Madrid. ¡A saber con qué propósito! Es más, como no me fío nada de la Trujillo, no hay que descartar que sea una forma como otra de darle largas a ZINSA y que encima figure como que ZP ha cumplido. Espero equivocarme, pero algo así no sería de extrañar si se tiene en cuenta el talante sectario de ambos, a la par que una nueva ratificación del estilo traicionero que practican.


Porque aquí, el problema de fondo es que el Gobierno está castigando al Ayuntamiento de Cartagena, en manos de la popular Pilar Barreiros, a la que Pepiño —nada menos que el corrupto Pepiño— acusó hace meses de dar un pelotazo al recalificar los terrenos de ZINSA. Eso sí, se olvidó que esos terrenos fueron recalificados por unanimidad del Pleno municipal, es decir, con el respaldo del PSOE cartagenero. Si se me apura, hay otra razón aún más de fondo. El miserable ZP y sus lacayos se muestran despiadados siempre que pueden en el deseo de marginar con el dinero de todos —ausencia de inversiones— a las comunidades gobernadas por el Partido Popular. A los hechos y los presupuestos generales del Estado me remito. Qué otra razón puede haber, pongamos en el presente caso de ZINSA, para que el Ministerio cuente con más de seis millones de metros cuadrados de suelo industrial en el polígono donde Española del Zinc desea instalarse, comprando el terreno, y se le dé la callada por respuesta desde hace un año. ¿Alguien es capaz de advertir en esta historia algo distinto al hijoputismo?  

Ahora bien, lo que resulta evidente es que si todo un presidente de Gobierno hace una promesa en el sentido de solucionar el grave asunto en una semana, empeñando en ello su palabra, no puede pasar ni un minuto más de esa semana sin que se haya logrado la solución, que es algo muy distinto al inicio de conversaciones con una ministra incompetente y caprichosa. Conversaciones que pueden concluir en acuerdo o en desacuerdo, y esto último sería algo de suma gravedad cuando ZINSA lleva un año recibiendo portazos del Ministerio de la Vivienda. ¡Cuidado!, y esperemos que no se confirme el rumor de una crisis de Gobierno al concluir estas elecciones de mayo, crisis donde la Trujillo llevaría todos los números para su cese. Y vuelta a empezar.

Naturalmente, doy por hecho que la palabra vale algo cuando se trata de un presidente como Dios manda y no de un farsante con tendencia a pasar a otros el “muerto”, como es el caso. Un farsante del que aquí, en Murcia, no es posible que nos fiemos porque ha incumplido escandalosamente respecto a nuestra mayor necesidad: el suministro de agua. Nada de nada después de tres años largos, cuando ZP y su lacaya Narbona se han hinchado de repetir: “Aquí habrá toda el agua que haga falta; en menos tiempo, en mayor cantidad y más barata”. Un incumplimiento clamoroso que nos tiene envenenada la sangre a la mayor parte de los murcianos, por cuanto no hay cantidad alguna de agua para los riegos, ya que la poca agua que produce la única planta desaladora, la de de San Pedro del Pinatar —dejada casi a punto por el PP—, se destina al consumo humano. Y desde luego será mucho más cara el día que llegue agua de otras mega-desaladoras que ahora se construyen a cámara lenta, como las de Águilas o Mazarrón, cuyas magníficas costas están siendo brillantemente desgraciadas por unas moles horrorosas.

¡Ah!, y que conste que no sólo estamos fastidiados por el asunto del agua, también lo estamos por la desidia a la hora de que se acometan nuevas infraestructuras a cargo del Estado —el AVE, la doble vía ferroviaria y los pasos a nivel quedarán para la siguiente generación o para nunca— o la apatía que muestran en la obligación de mantener adecuadamente las que ya existen, como por ejemplo esa autovía Alicante-Murcia-Lorca que se cae a pedazos y que origina numerosísimas retenciones a diario, además de accidentes, hasta tal punto que las ciudades implicadas no es que pidan que se pase a tres carriles, sino que ya proponen directamente los cuatro. Claro que quién iba a contar con que el citado corredor del Sureste de España se convertiría en una de las zonas más pujantes y de mayor crecimiento económico. Y eso es así, a pesar de ZP.

¡AGUA PARA TODOS, INFRAESTRUCTURAS PARA TODOS!

Autor: Policronio
Publicado el 19 de mayo de 2007

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