Navegando por la red nos hemos encontrado con este interesante artículo en Diario de Sevilla que bajo el título Pinceladas al estilo intervencionista desenmascara el totalitarismo camuflado del Gobierno Zapatero en materia económica. Cómo estará el patio que hasta la mismísima Comisión Europea está espantada con la deriva intervencionista de los socialistas.
"Al estilo del "instinto caduco", como ha calificado el comisario europeo de Mercado Interior, Charlie McCreevy, los comentarios e interferencias que los gobiernos quieren imponer a la circulación de capitales. Sus palabras hace un par de días en la London School of Economics han sido inusualmente duras y bastante reveladoras de la preocupación que siente la Comisión, o al menos algunos de sus miembros, ante las actuaciones de los gobiernos europeos. McGreevy ha dicho también que "los que crean que voy a hacer la vista gorda con las cómodas redes de viejos amigos entre políticos y directivos de empresas viven en el paraíso de los bobos". La verdad es que la situación actual es preocupante para una institución, la Comisión Europea, cuya principal finalidad es avanzar hacia la realización efectiva de una unión económica.
La "tentación totalitaria", o el estado megalómano que decía J.F Revel, parece ahora mostrarse en forma de tentación intervencionista o regulatoria; como si a los gobiernos continentales les pareciese que se ha ido demasiado lejos en la limitación de sus capacidades para actuar en la economía. Esto era fácil cuando buena parte de las grandes empresas de sectores muy diversos eran públicas, pero las oleadas de privatización venían haciendo más difícil este manejo, quedando la regulación favorable al viejo amigo casi como único medio de intervención. Lo lamentable es que los organismos reguladores nacidos para asegurar la independencia respecto al Gobierno y la imparcialidad respecto a las empresas, al final terminan dependiendo del gobierno en su composición y, en consecuencia, se alinean con las preferencias del Gobierno de turno ya que, como es natural, de los designados se espera fidelidad a cambio del nombramiento. En otras ocasiones, se designa a personas de quienes ya se sabe que van a compartir los postulados del Gobierno o, peor aún, se les sitúa precisamente para hacer efectivos sus deseos.
El espectáculo internacional que estamos ofreciendo con la OPA a Endesa se está convirtiendo en casi paradigmático, pero no es el único. Algo parecido está sucediendo en Polonia, con los impedimentos a la fusión de dos bancos privatizados que adquirirán mayor tamaño que el campeón público; en Francia, con el precedente de Danone-PepsiCo y la posible fusión entre GdF y Suez, preventiva de las intenciones de la italiana Enel; en Luxemburgo y países copropietarios de Arcelor con la OPA de Mittal y, pudiera ser, en Portugal con la OPA de Sonae a Portugal Telecom.
Paradigmático lo nuestro porque el inicio del proceso responde a una voluntad política, el famoso punto VIII del Pacto del Tinell firmado en diciembre de 2003, que siendo un acuerdo de intenciones entre formaciones políticas se ha convertido en casi una obligación ineludible una vez que uno de los firmantes ha alcanzado el Gobierno de España. En su programa electoral no lucía por ninguna parte la consideración de la energía como sector estratégico con el significado que ahora se le da y mucho menos una política de estímulo a la concentración del sector. Evidentemente, tampoco se mencionaba la renacida e inútil antigualla de los campeones nacionales.
Paradigmático también porque los organismos reguladores se han alineado con la posición del Gobierno, dedicando sus mejores esfuerzos al éxito de la intención gubernamental. En un caso ello no ha sido posible, porque los designados por los otros eran demasiado numerosos, pero no es problema: basta con no considerar la opinión emitida. Y tiene ese carácter la actuación ante un organismo internacional, la Comisión Europea, logrando que se desentienda de intervenir en un asunto nacional.
Paradigmática la creación de nueva legislación oportunista, con la finalidad de impedir o disuadir la presencia de un nuevo jugador, que además presenta dos inconvenientes: una oferta más atractiva para los propietarios de Endesa y hace inevitable que la Comisión se interese por el asunto. Y qué decir de la confusión provocada sobre las reservas del Estado alemán sobre los activos de gas de E.ON, que se reducen con muchas limitaciones a su segregación en el caso de una fusión no considerada conveniente a efectos de garantía de suministro y sólo si proviene de una empresa extracomunitaria. Nada que ver con las nuevas facultades con que se está dotando el Gobierno español.
La última actuación conocida ha sido la interrupción de la urgencia con que se estaba tramitando la desaparición de la acción de oro. Finalizado sin problemas el trámite de enmiendas hace un mes, el Ministerio de Economía no ha enviado el nuevo texto al Congreso. Aunque no vaya a ser utilizada, como anunció el presidente, qué duda cabe de que su mera existencia o la dilación en su derogación, es un instrumento disuasorio .
El problema de todo ello no sólo es que no hay campeones nacionales que valgan en el mundo del siglo XXI, ni que se mantengan las relaciones de antiguos amigos que comentaba al principio, ni que nos alejemos del mercado único. El principal problema es el desprecio hacia los intereses de los accionistas. Éstos son los únicos propietarios de las empresas, lo que debe ser absolutamente respetado por los gobiernos. Y si una empresa no satisface adecuadamente las necesidades de los clientes, el único papel del Estado es favorecer que aparezcan nuevos jugadores. No se pueden justificar decisiones políticas sobre las empresas en nombre del bien común, porque éste se alcanza, precisamente, cuando actúan en libertad".
Un magnífico artículo que, a buen seguro, merecerá más de una reflexión por parte de nuestros lectores de <strong>Batiburrillo</strong> y<strong> Red Liberal</strong>.
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