Como se sabe, vivimos en una sociedad mediatizada. Además, esta mediatización es, gracias a la conformación de los grandes medios de opinión pública, predominantemente izquierdista, progresista, políticamente correcta, etc. El caso es que, debido a la manipulación que nos rodea, los seres humanos caemos con excesiva frecuencia en actitudes tan sumamente necias que rayan lo obsceno y que bien podrían formar parte de los “reality shows” tan de moda actualmente.
Como ustedes comprenderán, resulta tan llamativa la mezcolanza de sectarismo y necedad en la que vive instalada toda esta pobre gente -entre los que, como en las mejores películas de Hollywood, no podían faltar el veterano traumatizado por la Guerra del Vietman, el financiero que está dispuesto a trabajar de obrero en Canadá o el publicista de ONGs- que no merece la pena rebatir ni uno solo de los motivos por los que ansían traspasar sus fronteras nacionales. En cambio, sí que nos llama la atención algo: la mayoría piensa en exiliarse a Canadá. ¿Por qué no se largan a Cuba, Venezuela, Brasil o China? ¿No será porque Canadá arrastra una historia política y económica paralela a la del país del que tanto reniegan y que, por lo tanto, se puede vivir, como reza la canción “tan agustito”?
Autor: Smith
Publicado el 7 de febrero de 2005
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