Y tanta gloria lleve como descanso deja. Ya solo falta, para que la alegría sea completa, que se vayan con él, renunciando de por vida a su derecho al voto, los cinco millones de adolescentes sobrealimentados, maleducados y cobardes, que le auparon y sostuvieron en el poder. No lo verán nuestros ojos.
Ni que decir tiene que, de momento, desconcertados, se abstendrán de participar y dejarán que sean los de siempre los que pongan orden en el desbarajuste y la descosura en que se convierte España, a poco que un socialista de Puerto Hurraco, o sea, cualquier socialista, asoma por la puerta del BOE, con mando en plaza.
Deben pensar y piensan que ya vendrán tiempos mejores. Porque, con las ubres de la Nación llenas -cuatro o cinco años de gobierno decente serán suficientes- y a su disposición, les bastará, como siempre les ha bastado, con dar el golpecito de estado correspondiente y a vivir que son dos días.
O sea, que los honrados padres que se abstuvieron de gozar en plenitud de los placeres que gratuitamente nos proporciona la madre naturaleza, vayan olvidándose de que sólo tienen dos hijos, a lo sumo tres. Biológicos serán esos, pero de los putativos, les corresponderá mantener de por vida, como ahora vienen manteniendo, a una media de a ocho cada uno. Sumen el número de cejateros, liberados sindicales, manjones y onegesianos de todo pelaje y condición y verán cómo les salen las cuentas.
Porque el venado que se va no es el problema, es el síntoma de un cáncer incurable que afecta a casi la mitad de la población española, siendo muy optimista: el miedo a la libertad, que es el miedo a buscarse las habichuelas por sí mismo, el miedo al dolor que producen los ostiones que te va dando la vida a cada paso o el miedo a quedarse solo sin más arma que la inteligencia y la palabra. En resumen, el miedo a ser hombre.
Ahora andan como cabras sin cabrón, o como ovejas sin el carnero cornudo, a más cuernos más carnero, pero todo se andará y a la vuelta de ocho años, más o menos, volveremos a lo de siempre, a que nos den por saco, deporte socialista por excelencia.
Autor: Carlos J. Muñoz
Publicado el 3 de abril de 2011
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