miércoles, 12 de diciembre de 2018

Sólo por mejorar la justicia valdría la pena votar al PP


Uno de los aspectos más funestos de la etapa socialista ha sido la manipulación sistemática del estamento judicial, con abusos o incumplimientos flagrantes de las leyes o el mirar hacia otro lado si ese incumplimiento se da donde no interesa verlo, tal sería el caso del Gobierno catalán respecto a las sentencias del Supremo o de los "indignados" de Sol y ahora Lavapiés. Hasta tal punto ha sido irresponsable el comportamiento del Gobierno socialista, que no es posible hablar de separación de poderes en España. Sería un absurdo aceptar semejante irrealidad a lo largo de las dos últimas legislaturas. En pocas palabras: la Justicia se ha degradado en la misma proporción, o tal vez más, que el resto de áreas afectadas directamente por el Ejecutivo. Y por lo tanto también ha quedado enlodada.

Gente como Rubalcaba y otros cooperadores necesarios, tan antidemócratas e igual de sectarios que él, cuyo ejemplo más llamativo para demostrar el 'todo vale' que les guía alude al caso Faisán, han tratado de influir sobre determinados jueces claramente corruptos (pongamos Garzón y su facilidad para mantener cerrados ciertos sumarios durante años) o claramente influenciables (pongamos Gómez Bermúdez y su inmensa gratitud al tipo de Interior que le da las medallas). Ya no hablemos de los magistrados del TC, evidentes prevaricadores por encargo en el caso Bildu, cuyas malas conciencias —visto el comportamiento filoetarra a posteriori— deberían de impedirles conciliar el sueño. Siempre que poseyeran conciencia, claro, y ésta no radicase en sus bolsillos o permaneciera a la espera de determinadas promesas. 

Hay otro tipo de jueces, no obstante (estoy pensando en Ruz o en la señora que lleva el tema de los eres de la Junta de Andalucía), a los que no es posible convertirlos fácilmente en bizcochables. Simplemente, son íntegros. A esos se les intenta destruir o puentear. El brazo ejecutor en ambos casos es la Fiscalía del Estado, con un Fiscal General cuya horrorosa trayectoria no puede ser más obediente a las órdenes del 'Conspirador en Jefe', no importa lo que éste mande.

Ya saben, si se habla de conspirador sólo es posible referirse a Alfredo Pérez, que va presumiendo de ser el líder de los socialistas, pero que hace mucho tiempo que sólo lidera a las ratas de unas catacumbas donde no impera la Ley y en cuyos lóbregos pasadizos se gestaron cuantas irregularidades uno pueda sospechar. Y la peor de esas irregularidades es haberles entregado medio País Vasco a los etarras. Eso sí, se supone que a cambio de un comunicado de disolución de la Banda que no acaba de llegar pero en el que aún confían como agua de octubre, justo cuando comience la campaña electoral.

Para entendernos: Socialismo y justicia independiente no pueden darse juntos, son agua y aceite. Ha sido así desde 1879, cuando nada más abrirse el chiringuito del Psoe sus miembros se declararon revolucionarios con la boca grande, es decir, dispuestos a actuar al margen de la ley con tal de llegar al poder. Un comportamiento del que encima aseguran que se hace en nombre del pueblo. ¡To pal pueblo! No hablemos nada si se trata de mantener ese poder. Luego siguen en la misma línea, jodiendo al personal a la chita callando. Ahora más que nunca mediante el uso de la intriga, única especialidad de reconocida experiencia, mucha experiencia, que cabe atribuirle al conspirador Rubalcaba, del que Dios nos libre si el PP no logra mayoría absoluta.

Pues bien, el Partido Popular tiene un proyecto que por sí sólo bastaría para concederle el voto. Aquí lo explican con algún detalle, yo les copio el titular: "Altos dirigentes del PP han dado su palabra de que Bildu será ilegalizado cuando Rajoy llegue a La Moncloa. Génova ya tiene una hoja de ruta". Y es que a finales de junio Rajoy ya aseguró con claridad que: "La Ley de Partidos continúa manteniendo plena vigencia, nos hemos dotado de instrumentos, a través de la última reforma de la Ley Electoral, que permiten determinar la incompatibilidad sobrevenida  de aquellos representantes elegidos que incurran en conductas incompatibles con la democracia". En resumen, valdría la pena votar al PP aunque nada más fuese por desalojar a los cómplices de los etarras de las instituciones. 

Autor: Policronio
Publicado el 1 de agosto de 2011

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