miércoles, 12 de diciembre de 2018

No son errores, son asesinatos terroristas

Martín Garitano Larrañaga, miembro de Bildu, un partido filoetarra.

Según ha declarado en Francia Martín Garitano, miembro de la proetarra Bildu y diputado general de Guipúzcoa, en referencia a los asesinatos perpetrados por ETA en Cataluña “lo que pasó fue más que un error. Los vascos debemos respeto en especial a las víctimas de Cataluña porque sucedió en un momento en que la sociedad vasca había recibido mucho apoyo de los catalanes”. Terroríficas palabras las pronunciadas por Garitano que deberían hacer reflexionar sobre su tremenda responsabilidad, que no lo harán, a todos aquellos que han consentido que los amigos de los etarras hayan vuelto a tener representación en las instituciones.

Alude este sujeto a decenas de muertos y heridos, a decenas de asesinatos cometidos en Cataluña, como “más que un error”. Obsérvese que no habla de infamia, no habla de sanguinarios atentados terroristas, no habla de canallas asesinos. No. Liquida este elemento el expediente como un lamentable error. Y se queda tan ancho, faltaría más. Tomen buena nota, Rubalcaba y amigos. Tomen buena nota y, si algo de decencia les queda, calibren la inmensidad de su irresponsabilidad y de su desprecio a las víctimas.

La segunda lectura de las palabras de Garitano tampoco tiene desperdicio. Arrogándose el monopolio de la representatividad de la sociedad vasca; ensuciando el nombre de los catalanes al meterlos a todos en el mismo saco (el de Carod Rovira) de la complacencia con los terroristas asesinos habla este individuo únicamente del “error catalán”, con lo cual no hace falta ser un prodigio intelectual para deducir que los miles de muertos y heridos provocados por ETA fuera de la región española de Cataluña no son considerados por el diputado general de Guipúzcoa ni siquiera “un error”. ¿Qué son, por tanto? ¿Lícitas ejecuciones? ¿Víctimas de la justísima guerra entre los oprimidos vascos y los despreciables opresores españoles? ¿Soldados fallecidos en el campo de batalla? 

¿Cómo calificaría Garitano el cobarde asesinato del infortunado Miguel Ángel Blanco, ya que para él no alcanza la categoría de error? Si fue menos que un error al no producirse en Cataluña, ¿qué cojones será para Garitano la salvaje mutilación de la entonces niña Irene Villa? ¿Un gran acierto? ¿Será acaso para este Garitano un acierto también el asesinato por la espalda de aquel militar, cuyo nombre nunca supe, al que siendo un niño de tres o cuatro años vi agonizar en el charco de su propia sangre? Y así, podría seguir preguntando miles de veces, una pregunta por cada uno de todos los asesinados por ETA; una pregunta por cada uno de todos los heridos por ETA; una pregunta por cada uno de todos los familiares de las víctimas de la violencia de ETA; una pregunta por cada uno de todos los que han sufrido y sufren el temor de vivir amenazados por ETA; una pregunta por cada uno de los que han tenido que abandonar su tierra por la chantajista presión de ETA. Y semejante listado de damnificados con caras, nombres y apellidos por la criminal acción de esta banda de terroristas, que ocuparía miles de folios, no sabemos qué consideración le merece a Garitano. Sabemos, eso sí, que para Garitano errores no han sido, con lo cual rectifico: sí sabemos qué consideración le merecen a Garitano las miles de víctimas del terrorismo etarra. Repugnante, simplemente repugnante.

Cuando empiezo un escrito, habitualmente no sé cómo va a acabar. El final del de hoy ya me lo imaginaba y mi intuición no me ha traicionado: con una mezcla de vergüenza, indignación y rabia. Y asco. Sobre todo asco. El asco que me provocan la gente como Garitano y todos aquellos que han consentido que campen a sus anchas por las instituciones españolas elementos que discriminan los asesinatos (que para ellos, recuerden, no son asesinatos) en “errores” y “no errores” según la región de España en que se hayan cometido. Espero que la Historia les haga justicia a todos ellos y les reserve parada y fonda el más nauseabundo de los vertederos como sin duda merecen. ¡Qué puto asco dan, joder! 

Autor: Rafael Guerra
Publicado el 21 de agosto de 2011

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