Martu Garrote. |
Ciertos
individuos lo llevan en la sangre e incluso en el apellido, sin duda
premonitorio de ciertas convicciones vitales. Sin cortarse un pelo nos cuenta
esta Garrote: "Siempre digo que en España quemamos pocas Iglesias y matamos pocos curas, pero en la Catedral de Granada dan fe de lo malos que somos los rojos".
Puestos a decir,
digamos todos: Garrote de las narices y gran partidaria del asesinato en
masa, gentuza como tú constituye la repugnante constatación de lo indecente,
miserable y nauseabundo que puede llegar a resultar el ser humano. Das asco, Garrote. Mucho asco.
Autor: Rafael Guerra
Publicado el 10 de febrero de 2012
PD: Pasados unos años, da la impresión de que Martu Garrote, a base de recibir bofetadas de la cúpula de su partido, del que fue expulsada, haya aprendido en parte la lección y su radicalidad (al menos de boca para afuera) ya no sea tan desaforada. No parece mal asunto, pues, que la señora Garrote haya aprendido algo de sus experiencias y poco a poco se acerque a la normalidad, objetivo del que aún se encuentra a buena distancia.
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