viernes, 14 de diciembre de 2018

Luces, cámara, subvención


Es tal el nivel de obscenidad al que hemos llegado en España que ya pocas situaciones provocan asombro o indignación. Mientras se mete mano a servicios fundamentales, en el BOE del pasado jueves se hizo pública la relación de beneficiarios por las ayudas gentilmente concedidas para organizar festivales y certámenes de cine, ayudas que, en esta segunda fase de derroche, ascienden a la bonita cantidad de más de un millón de euros.

El despilfarro que supone el tirar los euros públicos por el retrete (¡con la que está cayendo!) con semejante alegría es evidente; pero para qué la fiesta de la tómbola de la subvención resulte, si cabe, aún más amena no sobra el añadirle el condimento de la discriminación por razón de sexo: cualquier ocasión es buena para hacer proselitismo y remachar mejor el clavo de la arbitrariedad y el atropello.

Así, hay pasta pública para la “VI Semana Internacional de Cine Ciudad de Cuenca mujeres en dirección” y para la “VI Muestra de Cine Internacional realizado por mujeres”. Para no ser menos, también trincarán lo suyo el “Lesgaicinemad. Festival Internacional lésbico, gay y transexual de Madrid” y el “Festival Internacional de Cinema Gay i Lesbic de Barcelona”. Por si a alguien se le ha ocurrido la posibilidad de solicitar una ayudita para organizar  el “Festival Internacional de cine hecho por padres masacrados y sin derecho a ver a sus hijos” lamento tener que comunicarle que perderá el tiempo. No le darán ni un solo euro: el rollo de los hombres discriminados ni mola ni le interesa a casi nadie.

Esto es lo que hay. Tal vez usted o yo nos vayamos al otro barrio porque han cerrado quirófanos, pero nos quedará el consuelo de que en España los festivales de cine, debidamente subvencionados, marchan viento en popa a toda vela. Tal vez a usted o a mí tarden dos años en diagnosticarnos una enfermedad porque han cerrado el ambulatorio de turno, mientras ciertos elementos trincan el plus de transporte pese a desplazarse en sus peaso coches oficiales, pero aun así habremos de hallar alivio: en el campeonato mundial para dilucidar qué país alberga a la mayor cantidad de caraduras por centímetro cuadrado arrasaremos, a no ser que nos descalifiquen. Por abusones y ventajistas, claro.

Autor: Rafael Guerra
Publicado el 8 de octubre de 2011

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