Ha sido raro el año en que los agricultores franceses no han atacado nuestras producciones de frutas y verduras. Es una asquerosa tradición gabacha (quienes se comportan así, afortunadamente una minoría, no son más que unos gabachos asquerosos), tradición basada en la impotencia de no poder competir con nuestros productos más tempranos, la cual viene durando más de tres décadas. Ocurrió así, con mayor intensidad, hasta la llegada de Sarkozy en 2007, y a partir de ahí se produjo una considerable merma en el asalto de unos camiones españoles que a menudo se limitan a cruzar el territorio galo con destino a Centroeuropa.
En la actualidad, incluso con Sarkozy en la presidencia, los agricultores franceses se han envalentonado de nuevo al ver que en España no hay Gobierno. No lo hay por hallarse desaparecido (digamos de vacaciones) o acometido de un ataque de pusilanimidad. Cuanto más si hay que plantarle cara a un señor al que tiempo atrás se le dijo: "Todo lo que me pidas te lo daré".
Es lo que nos faltaba, la destrucción a cara descubierta (observen la imagen de los asaltantes) de las pocas exportaciones que puede permitirse España, las agrícolas. Esta vez, los camiones asaltados han sido nada menos que ocho, sospecho que todo quedará en la más completa impunidad para los putos vándalos y, si acaso, con un lloriqueo por lo bajini, a cargo de alguien que no esté de vacaciones, en la sede de Unión Europea en Bruselas. Mientras tanto, los vehículos más vendidos en España corresponden a las marcas francesas, encabezadas por Peugeot.
Autor: Policronio
Publicado el 11 de agosto de 2011
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