Los hombres hechos y derechos, parece que los nombrados lo son, sólo discuten de verdad -o sea, hasta el punto de llegar a las manos, si es preciso, o con ayuda de pistola o sable- por el fútbol o las mujeres, manera gráfica de señalar por la caza o el fornicio. Y no parece que a Vidal le entusiasme el fútbol, como manera de expresión del gusto del hombre por la geometría en movimiento.
Yo he discutido interminablemente de política con gente que en cierto momento estaba en el otro lado del espectro. Y digo interminablemente, porque si en cualquier receso, por mínimo que fuera, venía en discusión la torpeza goleadora de Zamorano que, dicho sea de paso, el hombre, cuando se ponía, no le metía un gol al arco iris, aunque fuera defendido por una hormiga, inevitablemente el ritmo de trasiego de cerveza aumentaba geométricamente, antes de pasar a mayores.
Así es que tendrá que ser por una mujer. Seguro que soltera, de bajos ingresos y con unas terribles ganas de ver a dos machos alfa, en pelea sin par por conseguir el favor de la taimada. Lo cierto es que después de Mónica, ningún macho puede sentirse a salvo en habiendo becaria cerca, con ínfulas de Belén Esteban.
De modo que habremos de suponer que con las titulares de vacaciones, intocables y satisfechas ellas, y las redacciones llenas de ese espécimen laboral, que lo mismo te prepara un café que un informe, los dioses han cegado a estos dos buenos hombres, haciendo a la misma hembra objeto de sus deseos.
Háganme caso y digan lo que fulanito le dijo a su hermano, cuando se enteró de que este iba a matrimoniar: no seas tonto, que con la mía tenemos bastante “pa” los dos. Oigan, le hizo caso y vivieron felices, repartiéndose a medias los fostiones que arreaba la sin par.
Autor: Carlos J. Muñoz
Publicado el 3 de julio 2011
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