viernes, 7 de diciembre de 2018

La Psoe ha muerto, viva el PSOE regenerado


Después del alegrón que supuso la debacle socialista en las elecciones del 22-M, ganada a pulso, a chorizada compulsiva, a enchufismo descerrajado y a derroche de lo ajeno, o sea, más que merecidamente, la siguiente satisfacción ha sido ver la composición de la mayoría de los nuevos ayuntamientos y el hecho de que, según ciertos pactos, aún han perdido más de lo esperado. ¿Razón? Parece que haya desaparecido "el todos contra el PP" al comprobar algunos partidos, comenzando por los comunistas extremeños, que hacerles al juego a los de la Psoe es hambre para hoy y miseria para mañana, salvo en el caso de los miles y miles de socialistas enchufados en empresas públicas creadas al efecto que durante tantos años, más de treinta en algún caso, les ha permitido vivir como señorones. Ahora, eso sí, deberán ir pensando en localizar dónde se halla la oficina del Inem más próxima. 


Relevo en San Sebastián
Se sabe que la última gran felonía de la tropa zapaterina fue presionar al Constitucional, cuyos magistrados actuaron repulsivamente al dictado político, para que Bildu fuese legalizado. Ya podemos ver el resultado de semejante acto prevaricador: 106 ayuntamientos vascos y otros 17 navarros van a ser controlados por los filoetarras de Bildu y manejarán a su antojo más de 1.200 millones de euros anuales, que solamente en San Sebastián serán unos 400 millones.


Lo primero que han hecho los etarrófilos, por supuesto, ha sido eliminar la bandera española y colocar pancartas a favor de sus presos, incumpliendo descarada e impunemente la Ley. Sumemosle a eso el pánico de los que deben facilitar sus datos fiscales, gente del PNV incluida, a los ayuntamientos controlados por estos delincuentes y nos habremos hecho una idea aproximada de la atroz ilegalidad cometida por el gobierno socialista. Porque los de Bildu, que nadie se deje engañar, siguen siendo los mismos perros de siempre. 

No es de extrañar, pues, que una de las claves de cuanto ha sucedido en Vascongadas la haya dado quien conoce bien esa tierra, Rosa Díez, que habla de "la entrada del nazismo" en las instituciones. Por cierto que la señora Díez merece que se la felicite al haber logrado para su formación el primer gobierno de un ayuntamiento. Se trata de una pequeña localidad denominada Hernansancho, cuya imagen de Rosa y la alcaldesa Ángeles Bartolomé, que aparece al pie de este párrafo, es de lo más significativa. La pregunta es obligada: ¿Será Rosa Díez la persona llamada a refundar, si se quiere con otro nombre, un partido socialista decente?


Se preguntará más de uno por qué le tengo tanta manía a los socialistas. La respuesta no puede ser más sencilla: Han destruido a conciencia todo lo que han tocado, comenzando por el bienestar de los españoles, puesto que en esta segunda edición aún nos han arruinado más acentuadamente que cuando gobernó Mister X, y han acabando por dejar a España muy al borde de la fragmentación territorial: Primero en dos mitades, los rojos y los fachas (al decir de ellos mismos), y luego en 17 taifas que no cesar de sacar normas y reglamentos perfectamente incompatibles con sus regiones vecinas. Lo que ha supuesto la ruptura del mercado único, el corte de flujo de capitales desde el exterior, cuyas sociedades inversoras se sienten perplejas ante tanta normativa regional, y el darle alas a unos nacionalistas que comienzan a ver el independentismo como una solución cercana a jauja. 

En resumidas cuentas, tras semejante cosecha de despropósitos e ilegalidades políticas sufridas en la era ZP, debe declararse a voz en grito que: ¡La Pesoe zapaterina ha muerto! ¡Viva el PSOE regenerado, decente y alejado de la radicalidad inmoral de sus últimos 132 años! O sea, de siempre. Un deseo de regeneración para el que, de entrada, debe afirmarse con rotundidad que Rubalcaba no nos vale. Sería más de lo mismo y además en su faceta tenebrosa. 

Autor: Policronio
Publicado el 12 de junio de 2011

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